miércoles, 23 de abril de 2008


Agria

Se agita la noche en sus pupilas,

Cuando mira al amanecer, le hiere la luz

como si no fuera merecedora del todo.

Sus guiños tamizan la propiedad del día.

Preso en la cárcel de sus pestañas, está el deseo.

Busca, atrapa y traga toda la claridad a un tiempo,

saboreandola a sorbos pequeños.

Saciada, cierra la ventana y duerme todos los sueños juntos.

Probará mañana a tener los ojos despiertos

A la hora en que del reloj caigan los reproches

Y salpiquen sus horas muertas.

Las lágrimas huyen del paraíso con las alas rotas

Abriendo grietas en su sonrisa.

Si aún vive al amanecer, dosificará la luz

como gotas de veneno.

domingo, 20 de abril de 2008


DE-SEN-TO-NA-DA

No debería haber venido a experimentar la verde angustia de sentirme lejos de todas las orillas, de aparentar verde charca para repelentes sapos verdes. Mis zapatos desentonan con la alfombra que atrapa mis pasos también verdes.

Odio tu corbata y tus ojos verdes, tu yate recién pintado, tu corazón tridimensional, tus manos de alquiler, tu lengua verde.

Se tejen en los telares, verdes velos para vestir a las novias en tristes casamientos verdes con garantías de eternidad. (Mienten)

Lloran, llueven verdes lunas.

Odio la guarida verde de tu casa, los patos mudos del estanque, la sopa de perejiles, las vías muertas en lechos de trigo verde.

No debería haber venido sin descalzarme el corazón antes de que tú me pierdas por caminos de esperanza verdes.

Con lo feliz que yo era en mi parcela de tristeza azul, mis rizos azules enmarcando señales, mi arco iris, –acertaste- azul.

Rosas azules secas en la oscuridad de dos páginas de un cuento azul con masculinos artículos y huérfanos cromosomas X.

No debería haber venido con desventaja a la contienda azul de tu guerra, mi bandera azul no señala límites ni disuade al enemigo.

Me invades las venas de sangre azul y me recorres sin retorno ni posibilidad de cambio.

Azul, grito, ¡¡azul!! Y se licua el color en mi voz.

Agonizan… no es tarde, liberta a tus azules pájaros y vuélame con ellos.

Odio mis espejos y mis dudas azules, los atardeceres y las arpas, menos el silencio azul, todo.

Azul si callo, única y azul en la imperfección de tus trazos, asqueada de sonrisas con etiquetas que se ofertan en azules hojas de reclamo….

No, no, no debería haber venido a ahogarme en el mar rojo de esta página en blanco.

-Ser daltónico tiene sus limitaciones, nunca tomaran en serio a un poeta-

sábado, 19 de abril de 2008

Una brújula vive encerrada en mi puño.
Cuando golpeo la puerta del perdón,
buscandote,
la aguja siempre marca el camino cruel de la indiferencia.

lunes, 7 de abril de 2008


A veces me pregunto a que sabe la ceguera absoluta de tu tacto,

Cómo anidará en mí, el pájaro azul de tu mirada

De que aromas va envuelta tu piel de distancias.

A veces me pregunto de qué ser, mientras te espero,

De miel o candela.

Si sabré saciar tu sed cuándo naufragues en mi cuerpo.

Si nos cabrá todo el mar en el hueco del deseo

Si seremos uno en la multitud del otro

Me pregunto

-el NUNCA es el adverbio de tiempo que más me aterra-

viernes, 4 de abril de 2008



Me arrastro junto a las suelas de tus zapatos,

Me deshago en el ir y venir de caminos sin salida,

Tu me acechas en la sombra del mediodía, como un ladrón.

Interrogas a la huella de tiempo que me aligera la vida,

Atado al reloj de musgo que marca la herida en la cal de nuestra casa,

Me esperas.

Yo me oculto en el sonido del miedo, para borrarme la voz

En el límite de la luz me apago…

Mientras, en tu soledad, sin prisa,

vas colgando farolillos rojos para una fiesta mortuoria

de la que soy invitada de honor.

Y me amabas….

Sin medida, sobre todas las cosas, me amabas.

Tuya o de nadie…

Me amabas…

Tú, decías que me amabas.