jueves, 18 de diciembre de 2014

Este jueves, relato: "Una amistad especial"






Dolores tenía dos trenzas rubias, unos ojos de  miel, un silencio perpetuo, un abrigo rosa de paño, muchos primos, gatos sueltos, cien olivos, una hermana, un huerto…
Dolores me tenía a mí, pegada al vaho de los cristales, acurrucada bajo su manta, compartiendo  la lumbre, el pan con chocolate, el jarabe de la tos, las regañinas de su madre, los lapicitos de colores, las canciones de Lou Reed, los primeros zapatos de tacón, la seda con que bordábamos las horas, las tardes en las que el sol jugaba a esconderse en la azotea…
Dolores  está a la sombra de mis mejores y en mis peores momentos, bebimos del mismo vaso la vida, cumplimos  hasta cincuenta y ocho, hablamos lo justo y soñamos lo que la vida nos deja.
Ya no compartimos las tardes de domingo ni el cigarro a medias, ahora nos sobran kilos y experiencia, ya no nos llega la risa para llenar los bolsillos, pero aún podemos espantar con una mueca, la tristeza por todo lo que perdimos.
Somos huérfanas de muchas cosas, las que nos hemos contado y las que no, nos separan caminos sin importancia que se borran apenas nos damos un abrazo en esos días en los que a las dos nos puede la nostalgia y  volvemos a ser  Dolorina  y  Rosa Mari… amigas, hermanas del alma.





jueves, 11 de diciembre de 2014

PROYECT, U.F.O... Relato para el jueves










La mitad de mí es de color azulado, la otra mitad que aún no está afectada, es la que muestro a los espejos para convencerme de que aún soy humana.
Cada día que pasa, se extiende más la mancha que comenzó bajo mi brazo derecho y que dibuja un mapa en mi sangre por dónde transitan “ellos”.
Sucedió aquella noche. La misma noche en la que me emborraché para olvidar que existías.
Al volver a casa me encandilaron unas luces y acabé con el coche empotrado en una laguna. Quise gritar pidiendo auxilio, pero mi voz se negó.
Sentí como si  me succionaran desde una boca gigante que se abría en el cielo plomizo de diciembre.
No sé si me desmayé  por efecto del alcohol,  o por la sensación de ser tragada por una bestia de metal.
La luz me cegaba, tenía la sensación de estar suspendida en el aire mientras un zumbido ensordecedor me traspasaba los tímpanos. Mi cuerpo giraba a una velocidad de vértigo en todas direcciones, sentí como si un centenar de dedos me horadara el pecho buscando no sé qué…
En el hospital no encuentran explicación al color de mi piel… ¿qué pasará el día que descubran que “ellos”  viven en el cauce de mis venas adueñándose lentamente  de mi otra mitad?
Para entonces, ya me habrá tragado el espejo.


viernes, 5 de diciembre de 2014

Este jueves... Vamos a escribir una carta






(Fragmento de una carta de amor)

El buzón de tus silencios está lleno, lo sé.
Si llegara esta carta al precipicio de tus dedos y  se negaran a morir mis palabras entre las grietas del papel que tu arrugarás con saña para desterrarme, quizás si yo gritara traspasando la mordaza del tiempo, despojándome de otoños en los que no nos quisimos, los miedos se quedarían tras la puerta y entonces, entonces…tú y yo ensayaríamos el perdón.