jueves, 10 de septiembre de 2009

Un relato para el jueves "El Maestro"





Mis mañanas al despertar tenían un tinte de cereza en los cristales y un aroma de hierbabuena que subía del patio.
Los pájaros encerrados ensayaban desde el alba y los gorriones libres, pintaban de gris el aire.
Sentado en su silla de enea observaba el concierto de trinos y premiaba a unos con alpiste y a los otros con hojas de lechuga sin hacer distinciones de estirpe.
El sonido de la sierra marcaba los tiempos como si de un minutero se tratase. Un reloj de serrín señalaba los años de cada tronco de olivo.
Era su carpintería la mejor escuela para los sentidos, desde allí me llegaba algunas veces la melodía triste de su armónica, o la retahíla metálica de la vieja radio, tapadera incondicional del silencio de quien, como él, hablaba poco y observaba mucho.
El martillo aún suena en la carcasa de madera que envuelve mi corazón, aunque hace muchos años que ya no me despierta la risa de mi padre.
Mi hijo heredó su porte y su crisol pausado para ver la vida, lleva el arpegio en la sangre y entona con la misma maestría cuando está solo y cree que nadie lo oye.
A mi hija le correspondió la alegría, el tesón, la creatividad y la habilidad para cualquier oficio.
El recuerdo de mi padre vive tras los cristales tintados de cereza desde dónde nos enseño a VER y no sólo a MIRAR.
Ahora sólo nos queda conservar el aroma de la hierbabuena.

14 comentarios:

Mad el Mago dijo...

El mejor maestro un buen "padre", enhorabuena por haber sido tan aventajada alumna y por haber sabido transmitir a través de las generaciones lo mejor que te enseñó tu Maestro.
Precioso relato muy bien narrado, logrando describir muy serenamente todo lo que sentías...

Lupe dijo...

Maravilloso relato, Rosa. Por encima de todo, os queda lo más importante, el recuerdo de él, todavía presente en vuestros corazones.

Te lo he dicho muchas veces, pero hoy con más fuerza que nunca: escribes extraordinariamente, Reina de las Cacerolas. No dejes de hacerlo. Transmites un sin fin de bellos sentimientos. Un lujo leerte.

Un abrazo grande.

Maat

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Muy emotiva tu entrada. Padre, maestro y abuelo...qué más recomendaciones!


un abrazo!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Muy bonito y muy emotivo.

El olor a cuero en la cartera, segun se ha bajado del coche que le trae y se ha dirijido hasta la puerta.

Recuerdos impresiones que tu me has dspertado.
Yo, era un niño.

Tèsalo

yonky dijo...

Inconcientemente fuistes absorviendo el legado del entorno de un ambiente tan particular,mas la impronta de tu propio padre,la escuela de la herencia fluctua por torrentes sanguineos.

cariñitos

ralero dijo...

Lástima que ya casi hayamos perdido ese modo tan sabio de dominar al tiempo: ignorándolo. Lástima que ese ritmo lento -para qué correr si al fin vamos a llegar al mismo sitio- haya sido devorado por la zancadilla y la prisa.

Besos.

María José Moreno dijo...

Divino Rosa, tu relatp. Que verdad tan grande encierra y tan bien relatado que me parece estar alli oliendo la hierbabuena.
felicidades

eva pardellas dijo...

un hermoso homenaje a tu papá cielo....y qué mejor regalo que recordarlo...así los mantenemos vivos..a nuestro lado...creo que es lo que todos deseamos una vez nos hayamos ido...un beso mi reina....precioso post!!

mar... dijo...

Yo creí que te había dejado un comentario ayer cuando lo leí por primera vez, pero cuando he vuelto hoy no lo he visto así que unicamente debí pensarlo.
Pues te decía que me ha encantado tu relato, nadie sabe enseñarnos cosas realmente importantes como nuestros padres, me alegro que tu a tu vez hayas sabido transmitirselas a tus hijos
Un beso de Mar

Anónimo dijo...

Que hermoso relato, en mi caso particular creo haber aprendido de mi padre mucho, pero una de mis sobrinas me gano y lo sigue teniendo de ídolo y ejemplo a seguir.

Saludos.

Natàlia Tàrraco dijo...

Mirar, ver, escuchar...la vida, los trinos, el serrucho y el martillo, aquella olor de la madera, perfume.
¿Qué más puedes pedirle al recuerdo? Luego salen hijos creativos de una madre delicada y poeta. Bsito, felicidades, natalí

Trini Reina dijo...

Un bonito texto, homenaje a tu padre.

Es una prosa magnifica y me ha tocado la fibra, porque mi padre era carpintero y una imagen que tengo de mi niñez, es verme corriendo hacia él, a su regreso del trabajo, y el penetrante aroma del serrín.

Afortunadamente, mi padre aún vive y también es mi maestro.

Abrazos

Anónimo dijo...

ESE ES UN RECUERD0 QUE A L0 QUE VE0 N0 S B0RRARA MIENTRAS TU N0 TE B0RRES, R0SA...
ESE RECUERD0...UN0 C0M0 ESE ES ESTE:
EL GUSTAV0 ESTAND0 EN LA CARPINTERIA DE SU ABUEL0 M0RAN, QUE SIEMPRE FUE LLAMAD0 ASI, M0RAN, P0R SU APELLID0, NUNCA IGNACI0...
PER0 SABES L0 J0DID0, R0SA??? QUE EST0 ES L0 QUE ME CUENTAN¡¡ ERAN HASTA L0S 3 AÑ0S MI0S¡¡¡ DEL ABUEL0 M0RAN S0L0 RECUERD0 QUE UNA VEZ QUIS0 QUEMARME C0N UN PITIIL0 DE BR0MA, CLAR0...
MEDI0 BES0.