Cuídate del cancerbero que custodia la tarde,
alerta a los jazmines que el sol muere a dentelladas,
descálzate en la noche y desnuda tu sombra
que mientras la hoz y el trigo se abrazan,
arderán los rastrojos del sueño.
Un hilo de voz cose las ventanas con susurros
y la luz, delgada cicatriz, atraviesa la almohada,
separándonos.
El hambre aúlla al pan y a la ceniza,
el tiempo huye por los ojos de la lluvia
vacío, como los esteros del deseo.
Yo me quedo en la piel de la que fui ayer,
tan tuya…
Si amanece, cuídate amor, del amor que te tengo.
4 comentarios:
Por lo que pueda pasar, cuidate, que el amor es peligroso, sobre todo al llegar el alba.
Ay! Rosa.
Besos.
¡Carai, Rosa! que belleza. Con el calor que hace y has conseguido ponerme los pelos de punta. ¡uf! :)
Un besazo.
El amanecer y atardecer, las transiciones siempre son ensoñadoras.
Un beso
El amor del que hay que cuidarse y de la obsesión que provoca. Tus palabras definen con un surrealismo mágico, la enfermedad, la patología, la dura emoción que nubla la razón...
No se puede decir mejor.
besos
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