Cuando reía escandalosamente, dejaba al descubierto toda su fortuna.
El dentista rumano le había hecho un buen trabajo.
Salió de caza aquella misma noche, besó a su presa y mordió
su beso para comprobar la dureza del metal.
Aquella relación
terminó con un parte de lesiones.
El médico concluyó
que la infección de la herida fue
producida concretamente por dos fundas, tres coronas
y cuatro implantes.
La fiebre del oro no tardaría en hacer su efecto.
20 comentarios:
Hola Rosa. Por supuesto que entras en la convocatoria, lo que siento es que te adjudico la última pepita que me quedaba en el saco, que tal vez no es tan bonita como debiera ser.
Besos, mañana te leo.
Curioso lo de los dientes de oro, jejeje
Tenía toda una fortuna en su boca, demasiado oro seguro le iba a traer fiebre en algún momento.
Un abrazo.
jajajaj eso sí que es originalidad a la hora de encarar el tema juevero! ajaja...muy bueno!
Un abrazo
jajaja este mordió y dejo la huella, pobre!!! ahora si que comienza estallar la fiebre.
Buenísimo. Un abrazo.
aunque un poco tarde, pero muy ingenioso. Valia la penaespserar.
Saludos
Una mordida mortal, y eso que era con un metal noble, si llega a ser villano...
Original tu tratamiento de la fiebre juevera.
Un beso.
Ya no se ve tanto pero me parece increible que la riqueza de alguien sea el oro que tiene en su boca...
En este caso le valió que su boca lo delatara... mala fiebre esta.
Besos
te has salido de tus costumbres. pero lo que yo no sabía es que fueras capaz de entrar en la novedad del ingenio¡¡¡
medio beso.
jajajaja me gusta ese nuevo modelo de dentaduea. Un abrazo.
jajajajaj
Rosa!!!! Me hago pipí de reírme.
Que hay que tener cuidado con las dentaduras....
Un abrazo:)
La leche, dan ganas de seguir esta historia: los daños que causará esa dentadura puesta en boca de desaprensivos.
Frase genial: la relación termino con un parte de lesiones.
Besos.
ja ja, Rosa!
qué original! qué buen angulo para mirar la fiebre del oro!
beso
Muy bueno Rosa! Tu relato me ha sacado una gran sonrisota, claro, sin el brillo áureo!
Besos!
Gaby*
Lo del dentista rumano tiene su "aquel" supongo que fue lo único que encontró en las proximidades de ese castillo perdido en Transilvania.
Fiebre risueña para estas horas de la mañana de Domingo.
Besos
Original relato. Esto de los dientes de oro, parece que ahora no se da tanto como antes; pero desde luego eran verdaderas fortunas aquellos implantes; y en este caso no le fue muy bien ligar.
Un abrazo
Esto parece fiebre por el oro. Muy original. Un beso.
Sí, abuela Rosa, te adjetivo así:
ORIGINALISIMO!!!! (y muy bien llevado)
un fuerte abrazo
Me encantó,que original. Un besote
Jejeje, hombre lobo mordedor con implantes, esos provocan muuucha fiebre pero los muy tontos dejan huella y luego se sabe todo.
Sonrisa áurea tu relato, abuelita nada desastrosa, disculpas por la tardanza, estuve bajo el efecto del oro puro, sol napolitano.
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