Le abrí la jaula en silencio y me fui.
Al tercer día pude comprobar que seguía arrinconado junto
al comedero.
Una hilera de hormigas desalojaba el alpiste,
(silenciosa procesión del hambre)
Fija la mirada en los barrotes, por costumbre, cantó.
Nadie le habló de libertad.
19 comentarios:
Cuántos de nosotros somos como ese pájarillo!, tenemos abiertas las puertas pero no entendemos el sentido, o tememos cruzarlas porque no sabemos lo que encontraremos al otro lado y mejor quedarse donde no falta la comida. Muchas veces las rejas no son físicas, las tenemos en nuestra mente.
Para no estar inspirada te ha salido un micro perfecto.
Gracias por venir a mi casa.
Te invito a un té helado que el día está bien calentito.
Besos.
Leonor
Estoy con lo que dice Leonor.
Es precioso tu relato además de aleccionador.
Miedo la la libertad, que triste. Y lo peor es que tienen razón, hay criaturas como esa que no podrían sobrevivir en libertad. Que triste.
Besos.
Uno se acostumbra, se hace a los espacios por reducidos que sean, y cuando abren la puerta...se olvidó de volar.
Que preciosidad Rosa.
Un abrazo.
Da que pensar tu microrrelato, es verdad que hay animales que no saben vivir en libertad, pero lo triste es que hay personas que tampoco saben.
Hermosa metáfora!
Un fuerte abrazo.
A nosotros nos sucede igual que estamos tan acostumbrados a estar presos de nosotros mismos que no somos capaces de volar, de salir y comprobar que hay más mundo por fuera de la jaula. Un besote
Me ha recordado al cuento del elefante y la cadena.
Cuántas veces no sabemos o no queremos ser libres.
Un beso.
Hay costumbres tan interiorizadas que si le ofrecen otra cosa, no sabe y le da miedo lo desconocido.
En pocas palabras has captado la esencia de la libertad.
Un abrazo
Pues si, no todos precisan o desean o... se atreven a ser independientes, ese estado requiere a veces riesgos no asumibles.
Una vision muy particular del concepto de independencia, bravo
Un beso
MARAVILLOSO!!!
Un relato que deja pensando y mucho.
Que bien lo hacés Rosa, te felicito.
Un beso enorme.
Precioso texto, Rosa. Sin embargo, permíteme que te haga partícipe de una reflexión. A las hormigas nadie les habló de comida y sin embargo, en silenciosa procesión de hambre se la estaban proporcionando. Igual ocurre con la libertad, no es necesario que nadie le hable al pájaro de ella, abrir la jaula y buscar la libertad es instintivo. El cielo lo espera y volar forma parte de su herencia genética.
Un fuerte abrazo.
Que don del decir Rosa, te felicito.
Miedo, entre tantas cosas, como no saber o quizás, simplemente, se puede estar tan profundamente afectado por algo que solo parecía una utopía... Somos tan raros, que los animales reflejan el daño que nosotros mismos nos hacemos.
Un gran abrazo :)
La vida es un aprendizaje constante. Algunos no llegan a tiempo o no saben hacerlo.
Qué hermosa manera de contarlo.
un fuerte abrazo
Todos somos alguna vez ese pájaro al que ya no le importa la libertad. ay suspiros...
Yo a veces me pregunto qué es eso de la libertad, porque tiene tantas connotaciones, y en la vida siempre andamos presos de algo, por eso pienso como ese pajarillo.
Un beso, guapa
y alguien diría, lo que no se conoce no se extraña...
Excelente alegoría querida Rosa, abrazos
Tal vez necesite algo más que la apertura de la jaula, para ser libre.
Tal vez necesiten un exterior que no le parezca hostil, un mundo que le es desconocido puede resultarle amenazador.
Toda mi vida, primero por mi familia tan espantada, y luego por mi esposo y ahora por mis hijos y sinceramente no sabría cómo volar sola, que Mello🌈✨
Publicar un comentario