Ella rezuma sabor de raíz de palodú,
Tiene peces enjaulados en la mirada aceituna,
que se ahogan a veces.
Se desborda la menta en la marea creciente de su aliento,
cuando sólo os separa la noche.
Ella es la cadencia del junco a la orilla del deseo,
unge con su voz la piel agrietada de los silencios
y es la aldaba que golpea el aire que respiras…
Así es ella, la que muere,
mientras tú vives sin buscarla.
5 comentarios:
HERMOSOOOOOO!!!
Aromas que nos traen recuerdos. a veces tienen ese poder!
un abrazo.
El final me parece sublime, esa manera de explicar a alguien lo que no percibió, lo que no conoció.
Besos, Rosa.
¡OH! Por favor, que alguien la busque antes de que muera sin ser hallada.
Bellísimo, Rosa.
Querida Rosa
Extrañaba tus poemas... espectacular!!!
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