El reloj
desorientado marca las siete y el cuco se queda dudando de la brevedad del
tiempo, mientras la eternidad parece bailar para
mi sola.
Desde la ventana
puedo ver la tormenta y sentir los truenos
directamente en la boca del estómago.
El cuarto está en
penumbra, huele a orín y a carbón apagado.
Una gotera cae
arrítmicamente sobre la escupidera de latón.
Otra arritmia más
alarmante me recorre los sueños.
En el camastro del
fondo malvive otra mujer, está de
costado mirando a la pared, quieta, muy quieta. Asoman sus greñas amarillentas
entre el embozo y la almohada.
Se gira, emergen
sus carnes blancas de entre el amasijo de harapos y alarga la mano como una
zarpa, buscándome en el encuadre triangular que proyecta la luz del
candil.
El aire es irrespirable.
La muerte se me sube a la garganta dispersando los latidos como un gong golpeado por la lluvia.
¿Dónde está el Dios
de los desahuciados? ¿dónde?
Mi compañera de
cuarto ha tallado con las uñas en la pared un calendario perpetuo.
Señala que hoy es
el primer día del resto de mi vida.
Me sangra el amor… no tengo
cura.
23 comentarios:
lo has escrito con toda tu pasión a tu mortífico y divertido relato!!!!
desde tus visceras, la pasión con que escribes hace eco en mis visceras. y me queda ese repeluz en la espalda.
la cara oculta de la luna...
un abrazo.
Desde luego lo has escrito desde tus vísceras y se nota en las frases tan logradas que utilizas.
este relato sí que sale desde las vísceras... no hay dudas de eso. Un abrazo.
Visceral? Creo que eso es poco! El ambiente que has creado me ha calado hasta los huesos! Siempre asombras con tu estilo de contar, es un gusto leerte.
Besos!
Gaby*
Te has explicado con un"horror poético" que rompe esquemas.
Casi nada!!! Felicidades.
Un fuerte abrazo
Pánico y miedo, !que tristeza de existencia! Rosa otra maravilla.
Un abrazo.
Sangra en cada letra tu relato, hasta puedo respirarlo, notar esa amargura, esas dolorosas soledades, lo describes goteando intensidad que penetra segundo a segundo.
Siempre un placer leerte Rosa.
Besito.
Rosa, después de leerte me reafirmo en que puede describirse poéticamente el desgarro, el desamor, el desarraigo de los desahuciados, la marginalidad, la angustia de vivir al filo de la vida.La poesía está al servicio de toda clase de emociones y vivencias.
Tú lo has hecho y, como siempre, de una forma magistral.
Un abrazo.
Que conmovedor y desgarrador relato. Tu lectura me dibuja una escena terrible. Saludos.
Terrible descripción, con hábiles y diestras palabras.
un fuerte abrazo, RoSA
Duro, muy duro, una perfecta descripción de la miseria.
Un abrazo
Es un relato desolador y desesperanzador, has descrito las emociones desgarradoramente bien.
No hay divinidades para los desahuciados, esos salen adelante a golpes, sobre todo si son pobres, amiga Rosa.
Beso gordo y chocolate caliente.
Vaya como haces sentir el dolor, pero entre esa arritmia en los sueños veo un final esperanzador, en este primer día del resto de la vida de la protagonista.
Besos.
Rosa, cuanto dolor en las palabras que has engarzado, a medida que las recorres más tristeza producen... tu si que has conseguido encogerme.
Besos!!
Un relato duro y visceral. La atmósfera es realmente tétrica. Francamente, no me gustaría estar allí encerrado. Un abrazo y te felicito por el relato.
Desgarrador,qué capacidad tienes para hacer poesía con una escena tan poco poética.
Escalofriantes las uñas que han arañado la pared y ese cuarto de pobre luz encuadrando la miseria.
Besos.
Tal cual describes la situación, un escalofrío recorre la espalda de una servidora al leerlo. Muy logrado el texto. Felicidades.
Bss.
Espeso, irrespirable, agónico... salgo corriendo al botiquín donde guardo los ansiolíticos, espero que queden.
Besos y gracias por acudir a la cita.
Hola Rosa.
Incluso con temas tan duros como el que narras, es una verdadera satisfacción leerte. Nunca dejas de sorprenderme...¡Ya sabes! Soy una incondicional de esta reina de las cacerolas.
Un fuerte abrazo.
Lupe
Te eres poesía a la hora de narrar los sentimientos que te gritan para salir a los confines de las palabras.
Que bien lo haces.
Un abrazo :)
Me has dejado... no sé ni explicarte cómo me has dejado, digamos que tu relato no deja indiferente al lector. Nos presentan un panorama desolador. Cierto que es un texto escrito desde las vísceras. Un beso.
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