Un círculo rojo en el calendario, un día, el día…
Tomo un café templado sin dejar de mirar al fondo de la
taza, el reloj de la cocina atrasa un
rato, sobre la encimera discurren las hormigas. Es abril.
Dentro de unas horas
estaré con la sonrisa prestada,
los zapatos aprentandome la libertad, los invitados sin nombre irán ocupando las
calles,
Un día, el día…
No amanece igual en todas las esquinas, allí, dónde los
niños se desperezan, va entrando el sol sin pedir permiso, aquí, dónde me
enveneno con las cavilaciones, la luz silba como una alimaña, avisando.
He cerrado los ojos. Antes rezaba. Ya no.
Repaso: me sobran interrogaciones, me falta un abrazo, un placebo para el miedo,
una puerta giratoria.
Aúllan las sirenas de las ambulancias, la sangre, el
pánico, la sinrazón.
Aprieto en mi mano la hoja del calendario, es mi visado
para el paraíso.
Es el día de ceñirme un luto perpetuo por todos los
inocentes.
Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero...
18 comentarios:
Tal vez no sea tu intención, pero en estos tiempos he leído el relato desde el punto de vista de un fanático religioso que ha decidido inmolarse cometiendo un atentado.
Frases geniales, como los zapatos apretando la libertad, los invitados sin nombre y más.
Muchos besos.
Rosa, me encanta tu forma de escribir, es una prosa tan bella y las imágenes tan maravillosas. Pero no sé exactamente de qué hablas. ¿Es lo que dice Juan Carlos? ¿El detalle de que es abril es la clave?
Ya iré viendo los comentarios de mis compañeros.
Un beso.
En un principio situé el relato en la persona de una novia presta a casarse, después he creído descubrir a un "mártir" dispuesto a asesinar como ha ocurrido hace unas horas en París. Un abrazuco
Si, Juan Carlos, esa ha sido mi intención. Pero acabo de enterarme que hace unas horas ha habido un nuevo atentado en París. Me ha entrado pánico.
Descansen en paz.
UFFFFFF TREMENDO RELATO, FUERTE...!
ABRAZOS
Un día señalado con un círculo rojo, entrada al infierno que jamás será paraíso. Duele tu relato, por la crudeza y la cercanía. Un fuerte abrazo
Un día señalado en un circulo rojo en el calendario, no es un día cualquiera y un hombre dispuesto a inmolarse, simplemente a desaparecer, fuerte relato
"Un placebo para el miedo". Creamos la esperanza al mismo tiempo que la desesperanza; la vida y el caos; somos nuestro propio demiurgo, pero, incapaces de asumir esa realidad, la exteriorizamos y le damos un nombre y un culto.
Excelente, Rosa, es un relato que invita a la reflexión.
Un abrazo.
Pues te quedó tremendo. Yo lo leí aún impactado por la noticia del atentado. De todas formas me parece de gran mérito ponernos en la piel de personajes que no gustan y tú no sueles tener problema en hacerlo.
Un gran relato, lleno de intensidad, cargado de una tristeza infinita.
Un abrazo
¡Hola! La verdad es
que pensaba que era un casamiento hasta llegar a la mitad del relato ¡Qué fuerte! No sé si es valor o cobardía hacer una cosa así, tener el pulso estable para destruir tantas vidas... hermosa forma de narrarlo.
¡Un abrazo!
Un final impresionante no creía se trataba de eso.
Besos.
Un final impresionante no creía se trataba de eso.
Besos.
Imprecionante y muy emotivo relato, Rosa. No se como pueden existir personas de este calibre sin inmutarse un geme para destruir tantas vidas. Es escalofriante.
Bso
Traspasa la pantalla la desesperanza, el miedo resignado de ese hombre o mujer? que bebe un cafe tibio, un castigo, ni siquiera se complace en templar la espera
Gran relato Rosa, te dejo un beso
De principio a fin te lleva a ese final que se vislumbra catastrófico.
Sabes que me encanta como nos agarras y no nos sueltas hasta el final con tus letras? pues ya lo sabes...
Un beso!!
¿Visado al paraiso?. Pienso en el daño que hacen al mundo los fanatismos religiosos y no excluyo a ninguna religión. Toda idea que no pasa por el filtro de la razón, toda idea dañina contra nuestros semejantes no merecería ser tenida en cuenta. En tu protagonista, incertidumbre, dudas, miedos, dolor por la sangre que va a derramar y por encima de todo ello, incomprensiblemente, apretando en sus manos el visado al paraiso. ¡Pobre ceguera!.
Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario