jueves, 25 de julio de 2019

Este jueves relato: Relatos de Moulin Rouge



El invierno araña fuera, el vino barato, dentro. 
Dice el tabernero que ya no les fía más, que no tiene con qué tapar los agujeros
de su hambre, las grietas de sus silencios. 
Se adivina en el fondo de sus ojos la ruina de sus vidas,
los escombros de los días felices. 
Monique atraviesa la memoria hasta sus dieciocho años de piel de seda,
cuando su cuerpo-templo era un regalo para los sentidos.
Primera bailarina del mejor cabaret del mundo.
A Alain lo conoció una noche en la que le pilló desprevenida
la urgencia de un abrazo...y de ahí, mercadeó cada caricia. 
El usurero se acostumbró a la dádiva, ella como una luna menguante
se fue apagando tras las cortinas de terciopelo.
Detrás del escenario, las candilejas suavizaron el engaño.
Ajada la piel y la costumbre, comparten el fracaso el pan y el vino.
El destello de las luces de Moulin Rouge dejan al descubierto
las arrugas del desencanto.
Cada noche desde hace muchas, peregrinan de bar en bar
y acaban en esta esquina donde las luces de neón eclipsan su presente.

No, ni el tabernero ni la vida les fía más.

8 comentarios:

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Una preciosidad de texto para ilustrar unas vidas ya sin luces. Me gustó reencontrarte, Rosa. Muchas gracias por participar. Un fuerte abrazo

Albada Dos dijo...

Vidas que vemos como entre nieblas de bohemia, pero en realidad acababan muy mal. Los perdedores del neón.

Un abrazo. Me ha encantado

Ester dijo...

La vida fía poco y tu texto es mucho, es un retrato perfecto. Abrazos

Myriam dijo...

Una prosa poética dulce, realista, que emociona hasta
las tripas.

Besos, Rosa

Mar dijo...

Los años no perdonan. La estrella que fué ahora ha dejado de brillar.

Bss.

Roxana B. Rodriguez dijo...

No he podido dejar de pensar en la Bohemia (la versión de charles Aznavour) mientras leía tu relato. 'Con hambre hasta el final, hacíamos castillos. Y el ansia de vivir nos hizo resistir y desfallecer'. Un modo de vida para muchos, muy bien retratado por ti. Me ha encantado lo poético, aunque triste del relato.
¡Un abrazo!

Tracy dijo...

¡Qué frase más certera "las arrugas del desencanto". Eso es lo que perduraría tras las noches de Montmatre.

Nelinha Borges dijo...
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