A las siete, en el lago,
una bandada de cuervos traza un pentagrama en la orilla.
Concierto de solitarios, arpegios hilvanados en la memoria de los locos van
cambiando el gris del barro.
Se agujerea el agua con las migas de pan duro que
desgranan los viejos para que los peces engorden su circular itinerario.
Caminan vigilados de cerca y no se desborda el tiempo más
que en su mente. Se ahogan tarde a
tarde, poco a poco…
Los internos del Psiquiátrico de Miraflores, custodiados
por los enfermeros, salen al anochecer.
Sobrecoge esta hilera de presos pasando bajo mi ventana.
5 comentarios:
¿Hablas del Lago Ness?
jajajajajaj, no, Tracy, el lago Ness me queda algo lejos...hasta de la imaginacion. Besos
Verán las flores los locos de Miraflores, nunca se sabe, nunca se adivina lo que siente la cabeza loca ¿cual? La locura me parece un estado de ánimo sufriente pero muy próximo. Besitos.
Esos locos y sus paseos, en un mundo solo de ellos.
!Que bonito cuentas Rosa!
Un abrazo.
Publicar un comentario