Jacinto la espera sentado en
un rincón de la sala, las gafas a mitad de la nariz, sobre la mesa un lápiz y
una goma de borrar, papel blanco donde caligrafíar sentimientos y un sobre cuyo
destinatario se sabe de memoria.
Como cada jueves desde hace
ya veinte años, Amalia llama a la puerta con la misma cantinela: ¿da usted su
permiso? Y Jacinto abre el portón que también
desde hace veinte años, chirría.
La hace pasar y agradece,
como siempre, la generosidad de unos
dulces.
Frente a dos tazones de café
negro, se cuentan los achaques retrasando inconscientemente la tarea que los
reúne.
Se reconocen en cada surco
de la vejez, cada silencio, cada arruga del tiempo compartido, cada queja, cada
soledad.
Jacinto escribe
mecánicamente la fecha y el encabezamiento de una carta, bajo la atenta mirada
de Amalia.
“Querido Benito, dos puntos,
-lee- Y ahora, dime, Amalia, ¿qué más?
Y yo que sé Jacinto, yo no
sé decir las cosas bonitas, tu cuéntale cómo despuntan las flores de los granados y
que la vaca se está quedando seca, que el
vendaval se ha llevado las cercas del molino y que si no llueve por San Blas se
perderá la cosecha de garbanzos.
Dile que se me ha muerto “la
Grilla” esa perrita que abandonaron en la vereda y que se crió junto a la niña Manuela.
A Manuela la pretende un
muchacho de buena familia y esperan tu regreso para apalabrar matrimonio.
Dile también…
¡Ay quien supiera escribir! ¡Quien juntara tan bien como tú el abecedario!
Dile…que ya es tiempo de volver, que vuelva, que vuelva, Jacinto.
Jacinto emborrona un beso y concluye: sin más que decirte, se despide, esta que lo es…”
-El próximo jueves, serán una
semana más viejos-
16 comentarios:
Un encuentro entre amiga y amigo, entrañable, puntual como la carta que ha de escribirse. Amalia no sabrá escribir pero se expresa de maravilla, le quedará a Jacinto añadir el beso.
Escribir hablando te sale de corrido, emotivo, amable. Besito.
Las palabras de Amalia, que suenan con tanta dulzura, transcritas al papel, como cada jueves, y entre ellos un café, una cálida compañía y una profunda amistad. Se conocen tanto que Jacinto podría escribir las inquietudes de Amalia solo con mirarla.
Me ha encantado.
Un beso.
Hay una poesía de Campoamor en la que el cura escribe una carta a una chica enamorada. Y ella también dice "quién supiera escribir" ("Escribidme una carta, señor cura" y aparece en google todo el poema).
Esas cartas que mandaban antes se perdieron, llenas de dulzura, Ahora, cuando abro mi buzón.... algunas veces me encantaria encontrar una carta como esta, y no propaganda impersonal, y recibos bancarios...Que pena que se perdió " la correspondencia epistolar" Esa incertidunbre de ver legar al cartero, por si ostraia alguna noticia...Era todo un rito diario...gracias por traerme tan bonitos recuerdos... y besos Rosa bella.
Has escogido el tema del escribidor y haciéndole un guiño a los jueves...
me ha dado una gran ternura, por el tiempo, los silencios, el encuentro, la intimidad de la carta. Ella escribe con la mano de su amigo y el deja ese beso como símbolo.
Un abrazo.
Rosa, que amistad y que cartas deben de ser escritas con la dulzura que desprenden...
Una gozadita este jueves.
Un abrazote.
con la vista nublada por emocionada ternura, te dejo un gran abrazo.
la otra cara de la luna es... Rosa!
Quien pudiera escribir cartas así, manuscritas, porque ahora no llegan, ahora el buzón se llena de publicidad y facturas de banco. Tampoco nos prodigamos mucho en escribirlas para que otros/as las reciba.
Un relato tierno y encantador.
Un abrazo
De lo mejor que has escrito, Rosa. Mi enhorabuena bien dulce, mofletudo y tierno, como el relato.
Un beso y un cafelito, compi.
Entrañable situación, recreada con precisión. Se palpa el calor, la amistad, la confianza.
Besos
Cuantas confidencias sabrá Jacinto sobre ella y Benito! Oficio de escribiente, y a la vez, algo más.
Bss.
Confidencias alrededor de un café, la ayuda de un amigo para que la comunicación entre ellos no se rompa.
Genial relato
Besos!!!!
El analfabetismo resulta tierno, más cuando realmente se tienen cosas que decir , como reflejas perfectamente en tu relato.
Besos, amiga.
Rosa, hubiera jurado que te había dejado un comentario, pero veo que no es así. Llevas razón cuando dices que hemos coincidido en la figura del escribidor, si bien tú lo has personalizado en la relación y confianza mutua entre dos amigos. Como siempre, me ha encantado.
Un abrazo.
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