jueves, 26 de junio de 2014

Este jueves: "Escenas de playa"




Las mujeres de la sombra


Una playa lejos, allí donde el levante te tatúa la piel con  arena y barre las orillas del Atlántico.
Otros como yo, habían elegido esa esquina del mundo y ponían sus tenderetes al sol, se embadurnaban  con una empalagosa  untura de coco y alentaban a los chiquillos  a ser constructores de ilusiones que se borraban con la tercera ola… ­­­
Los hombres hacen guardia en la orilla imaginándose dueños de  esas mujeres de ébano tumbadas al sol.
Las otras mujeres, sus mujeres,  a la sombra.
La radio canta ajena a mi fastidio.
Hay un revuelo de sirenas, cada vez más gente se arremolina  donde rompen las olas… llega una patera.
Unos sesenta inmigrantes se arrastran tierra adentro, desfallecidos, desharrapados, medio muertos.
Un bebé de pocos meses se deshace en llanto de hambre mientras su madre, seca, lo mece desesperadamente.
Una de las mujeres de la sombra lo recoge entre sus brazos y lo amamanta.
La ternura se le escapa por los ojos a chorros, acuna y canta bajito la misma nana con la que duerme a su hijo.
El amor no entiende de razas.

14 comentarios:

San dijo...

No, afortunadamente el amor no entiende de razas. Dos mundos tan distintos en esta tu playa.
Gracias mi poeta, por traer tus palabras hasta mi orilla.
Besos.

Anónimo dijo...

No tengo más remedio que descubrirme nuevamente, una vez más, ante tu maestría para describir situaciones y retratar emociones y sentimientos. El amor, efectivamente, no conoce fronteras. El sentimiento maternal, tampoco.
Preciosa historia.
Un fuerte abrazo.

Juan Carlos Celorio dijo...

Tremendo ese punto de cruce del destino en un lugar donde unos esparcen su ocio y otros avistan la victoria tras una apuesta a vida o muerte.
Ese punto de cruce tiene un broche de oro en tu relato.
Besos.

Tracy dijo...

Esperemos que cunda el ejemplo entre el capitalismo y amamante a sus ubres a esta pobre gente.

Patricia dijo...

Por suerte, el amor logra superar esa frontera. Una hermosa historia…
Cariños…

Liwk dijo...

Querida Rosa,
Qué inesperado. Me encantó el contraste magnificado de estas dos escenas. Y la playa, siempre al fondo, testigo callado.
Un beso.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Muy conmovedora historia.
=)

Leonor dijo...

De nuevo me dejas los vellos de punta. Dos mundos tan diferentes y el sentir de una madre que no distingue de razas ni clases ni nada.

Te felicito amiga tu playa es la más preciosa.

Besos

Alfredo Cot dijo...

La playa testigo neutral de amores y crueldades.
Apasionado texto, con sombras que remueven conciencias.
Besos

María José Moreno dijo...

Duro y real, no es un cuento, escenas de estas se viven a diario y como bien dices, el amor no entiende de raza y sobre todo cuando hay niños por medio. Preciosas palabras. :) Besos

Fabián Madrid dijo...

La playa, el mar y una escena tierna, maternal. Bonito cócktel.
Un beso.

ibso dijo...

Es un bonito cuento... de hadas.
Resultaría tan sencillo si todo este drama fuera resuelto con un poco de amor, de comprensión y de solidaridad.
Pero este mundo no es así.
Un abrazo.

Esilleviana dijo...

Qué bonito! Al principio pensaba en la canción de Radio Futura, Escuela de calor, pero este proscenio tiene más enjundia y profundidad: trata sobre la no segregación y superación de una raza sobre otra. Somos iguales y diferentes.

un fuerte abrazo

LAO dijo...

Es que el AMOR con los NIÑOS se enlaza mas facilmente y sin dobleces . ¡lindo relato Rosa!!