“Las
voces de los ausentes se quedan tatuadas en el alma.
Solo
hay que tamizarlas desde el dolor
para
hacer más llevadero el silencio”.
Duele
tanta calma. La lluvia talla en los cristales los últimos rezos antes de vaciar
la casa del todo.
El
eco ocupa los cajones cuando se cierra
la puerta. La alegría resbala por las costuras del vestido malva,
cayendo, como tú, a la tierra.
Los
pañuelos de seda desalojados de tu perfume, ya no abrigan las tardes de ningún
abril. Rara primavera sin las celindas de tu risa…
Sólo
hay silencio, esa alimaña que despedaza mis días, va alejando tu voz
irremediablemente.
Vives
en mis soliloquios, mamá, como un aroma de canela que trasmina mis versos.
19 comentarios:
Tu relato me ha enternecido... me ha tocado la fibra... y es que nunca se van del todo, siempre están cerca para velar por nosotros, para cuidar de nosotros...
Besines...
Las mismas sonrisas...tal como si ella hubiera dibujado desde el vientre la forma en que su boca se quedaría plasmada en tu cara aún cuando ella tuviera que partir..bellas tus letras...besoss
Sí, se van haciéndose mayores y sin pedirnos permiso; es ley de vida. dicen...
Quedan con nosotros, una vez mi padre dijo que "una persona fallece cuando nadie la recuerda",
Un beso bien gordo, Rosa, y otro para mami, porque sigue ahí.
Tierno y sincero, muchos nos sentimos identificados. Un abrazo para ti y otro soplado
Un buen relato, realista y constructivo Rosa. ¡muchos saludos!
Me gusta mucho el texto, Rosa, y la foto... preciosa, las dos tan sonrientes. Besos
Me encanto tu texto,realista, con mucho amor
Me agrada que en el título de tu entrada ni en su contenido hagas mención a los fantasmas, porque realmente no lo son. Están con nosotros de una forma muy real aunque hayan dejado un enorme vacío con su ausencia obligada. Precioso texto con el que me siento plenamente identificado.
Un abrazo.
Una madre nunca se va del todo, siempre la tenemos en nuestro corazón, dentro de nosotros, y estoy segura que nos guía en esta senda que es la vida.
Un abrazo
Qué bonito y duro al mismo tiempo. Espero no desmoronarme el día que me ocurra lo mismo. La sensación debe de cambiarnos de por vida. Seguro que a tu madre le ha encantado el relato, allá donde esté, y estará muy orgullosa de ti.
Un fuerte abrazo
Nadie se va nunca del todo cuando nos une a ese ser el vínculo más espiritual que exista, el amor más entregado... Es una ley de vida complicada pero ahí está...
Ella, desde ahí... todavía te coge la mano. Seguro.
Tus versos de cabecera tienen una fuerza increíble. Me han encantado.
Un beso muy grande.
Una preciosa manera de abordar el tema. Me ha parecido de una profundidad exquisita. Además tu relato hace perder el miedo que se supone que se le debe tener a las presencias del más allá que permanecen con nosotros o que vuelven después de haber cruzado al otro lado....
Muchas gracias por participar.
Un beso
Realista y enternecedor relato. La esencia, el origen, esos lazos jamás abandonan sus retoños, ni aunque se vayan al más allá.
Saludos
Hay amores que son eternos, y el de una madre y una hija, es uno de ellos. Muy bonitas letras, de una ternura infinita.
Un beso y un abrazo Rosa.
Que precioso eso de " las voces de los ausentes quedan tatuadas en el alma" todo el relato resume de amor, no son fantasmas en este caso son angeles que nos acompañan y que forman parte de lo que somos. Besos.
HERMOSO...!
ABRAZOS
un placer estar aquí cerca de vos y tus hermosas letras
Lo escribes siempre tan bonito, Rosa.
Tratas el tema de este jueves de una manera personal y realista de un modo que sobrecoge, pero de emoción.
Hay mucha añoranza en tus palabras.
Un abrazo
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