(Foto de Leonor Montañes)
Cuando los niños apedrearon el balcón, agradecí la música de los cristales rotos, la bocanada de anochecer que traspasó el umbral, el levante hurgando por los rincones…
Aquí huele a olvido, la tristeza sin visillos traspasa los días, todos los días sin respuestas
soportando las historias de mi historia sin poder corregir los renglones
torcidos.
Es triste ser tan sólo la sombra de la duda, la tela de
araña que divide las estancias del recuerdo, el hilo que zurce la culpa, el
tumulto de los silencios, el crujir de la madera que nadie entiende, la muerte
que anida en la carcasa de un reloj sin horas… Todo eso soy yo, todo cabe al
trasluz de una leyenda.
Mi nombre está escrito en el polvo de los huecos pero nadie
lee entre líneas.
Nunca supo la familia Lazaga que yo habitaba la memoria de
aquellas paredes blancas, que me quedé
formando parte del quejido del invierno, del olor de los jazmines, del eco del aljibe,
atrapada en los barrotes del balcón entre la cal y el tiempo, respirando al
unísono con el miedo de los niños que creen en los fantasmas...
Hoy los jaramagos han echado raíces en las grietas. La casa
se derrumba.
Qué silencio hay en la calle…
13 comentarios:
Tus letras son el asomo al invierno..al frío calador de huesos entre la desidia de mentes flojas y olvidos que retumban...me han impactado tus letras..a veces me sieto como esa casona, con solo estos ojos como balcones-.--besoss
Espero no te moleste que tome algunas de tus líneas y las coloque en mi blog...con su respectivo crédito...si?
Tan solo está ese ser, que los cristales rotos fue algo que agradeció, el único estimulo que recibió. ¿Seguirá entre los escombros o será libre?
Genial, como siempre tus historias desnudan sentimientos y hechos que se pierden entre las brumas del tiempo. Destilan inquietudes y siembran esperanzas.
Un abrazo y mi admiración.
Atrapada entre aquellas cuatro paredes, formando parte de la casa señorial. Magníficas tus palabras y maravillosos el relato. Gracias por participar. Un beso
Es como si solo hubiera vida dentro, fuera en la calle está el silencio, un final que me ha sorprendido. Un abrazo
Hermosa historia de fantasmas. ¿Cuántos fantasmas no habrán en el mundo que necesiten esa bocanada de aire?
Me ha encantado esa prosa tan profunda.
Un abrazo.
Emotivo texto evocando la tristeza del abandono. Estupendamente escrito, además!
Un fuerte abrazo, Rosa.
Me ha encantado esta frase, para enmarcar: "Mi nombre está escrito en el polvo de los huecos pero nadie lee entre líneas".
Brillante tu texto.
Un beso.
Me alegro por ese final! que caiga de una vez por todas esa casa, que se rompa la quietud, el silencio.
Me atrapan tus letras Rosa, me emocionan, y siempre, siempre releo saboreandolas
Abrazo grande
Solemos tener miedo de los fantasmas pero nunca nos paramos a pensar que normalmente ellos están atrapados y sufren con esa situación...tú nos lo has hecho ver con la protagonista de tu relato. Me ha gustado mucho.
Un beso
¿Sabes Rosa?. Muchas personas viven como ese fantasma encerradas entre cuatro paredes, incluso encerradas entre paredes no físicas como miedos, inseguridades, depresiones, hundiéndose lentamente, consumiéndose como esa vieja casa señorial, incapaces de romper las fronteras entre su impotencia y su liberación, a pesar de que esa rotura les traería un soplo de aire fresco.
Un fuerte abrazo.
''Que silencio hay en la calle...'' Me ha entrado un escalofrío.
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