
Acabo de firmar los papeles ante notario. He heredado la casa que fue de mis padres, anteriormente de mis abuelos, de mis bisabuelos y tatarabuelos y siguiendo la lista de propietarios, resulta que el solar donde fue edificada, perteneció al ducado de Alba.
(Me alegra tener el papeleo en orden, no sea que al Conde de Salvatierra le de por juntar las tierras de su dinastía para dar trabajo al millón de andaluces que no lo tienen y me quede yo sin corral y sin pozo…por lo que os voy a explicar)
La segunda propiedad que vine a recoger, se trata de uno de los primeros periódicos del siglo XVIII, y que es en realidad como un librillo, una publicación de carácter popular que se distribuía por aldeas y ciudades y que contaba con secciones sensacionalistas como las predicciones de lo que sucedería en el año según los astros, una especie de carta astral, datos sobre los cambios de la luna, y otras informaciones acerca de las visiones de un ermitaño relacionadas con el fin del mundo. Esto hizo que Carlos III prohibiera su publicación por considerarlo una lectura peligrosa vana e inútil para el pueblo.
Hojeo el papel amarillento, me gusta el olor a viejo de la tinta, pero no entiendo dónde está el valor o el mérito del legado.
Leo con desgana separando las hojas que crujen muertas y me eclipsa la sección de las profecías escritas en latín e ilustradas con unos precarios dibujos o mapas que cuentan más o menos esto:
“Puerta para huir del fin del mundo que acontecerá en el año del Señor de 2012, con las primeras nieves.
Cuando tiemble la tierra reptarán los gusarapos por las venas vaciando a los niños, cuando engendre el fuego en las gargantas, los brazos de la muerte tejerán como arañas…
Al Nor-este, a muchas leguas del reino, hay una boca cubierta de helechos dónde gime el agua. Fortaleza de musgo y barro. ¡Huye! ”
Casi no puedo moverme, me tiemblan las manos, los ojos clavados en las coordenadas que torpemente dibujan mi comunidad, mi pueblo, mi casa, mi patio…MI POZO.
Ese pozo que guarda los ecos de mi voz de chiquilla, de dónde colgaba el cubo de latón en los veranos como una campana para despertar la sed, blanco pretil por dónde pespuntean las hormigas el camino mas largo…
La profecía. Mi herencia.
P.D.
Hay sitio para todos. Los interesados háganmelo saber y les envío plano.
