jueves, 24 de febrero de 2011

World Builder... el constructor del mundo





El barro delator se queda en su ropa, en las uñas y en el flequillo, cuando por apartarlo de la frente, se unta el légamo con el dorso de la mano.
El agua, aliada de esta contienda, se lleva la mitad de la tierra al fondo, la otra mitad lava sus ojos inquietos.
Cada tarde guarda con cuidado las figuras en una caja hecha con juncos y eneas que crecen a la orilla del rio.
No hay prisa, él es aún muy niño y el mundo que construye sólo le hará falta cuando sea un hombre.
A los constructores de ilusiones nadie los avala, a los hacedores de sueños tampoco, a los niños que ensayan una vida nueva, menos aún.
Ya se que dirán que es imposible que entre la luz por las ventanas de barro, imposible que de sus árboles de barro se recojan frutos, que a sus plazas y calles de barro no llegarán los gorriones.
Le dirán que alumbra poco su sol de barro y que a los chopos les falta la plata en sus hojas, ¿que sentido tienen las flores de barro? dirán.
Cosas de niños.
Con sus manos de hombre siguió modelando auroras, parceló el mar, sembró amigos, borró palabras del diccionario, abrió la cárcel de las mariposas…
Crecieron los vientos y los años hasta que su mundo de barro se le escapó de las manos.
Hoy vive rodeado de escombros del ayer y algunas veces, como si retirara el flequillo, se unta de recuerdos la frente y se le escapan los sueños a la par que las lágrimas.
No, a los enfermos de Alzheimer no les dejan jugar con el légamo.

domingo, 20 de febrero de 2011

Grieta sin voz



Me duele el ruido del agua,
el éxodo del barro cuando tus pies llegan.
Me duele el trasiego de las hojas sin invierno,
la soga que te ata a los amaneceres.
Me duele tu voz de junco, tus ojos hueros,
el temor, la duda, la costumbre.
Me duele la copia inexacta de tus caricias,
la nausea del tiempo que nos desviste.
Me duele el cauce irregular de tu sangre,
el grito, la tregua, la indiferencia.
Me duele,
cuando los cuencos de viento rebosan
sobre la grieta sin voz de mi desdicha.

martes, 15 de febrero de 2011

Amor en un minuto



Esta mañana me llamaron de la Cadena SER, Madrid Sur... Fue un regalo.
Y aqui estoy, ganadora del primer premio de relato breve "Amor en un minuto"
Mi pequeña historia es esta:

-El sonido del silencio-

Me tiemblan las manos mientras busco la agenda en mi bolso revuelto.
Deposito las monedas en el teléfono con el mismo miedo y la misma ilusión de quien las arroja al pozo de los deseos esperando con ansiedad que se cumplan.
Dos tonos... tres, cinco... Cierro los ojos al oír su voz saboreando cada palabra.
Espero una caricia de amor que le sobre, porque sólo soy dueña de su sueño a deshora. ¿Si? ¿Diga? ¿Quién es?
Callo.
Muerdo la rabia de ser “la otra”.

jueves, 10 de febrero de 2011

"Besos" para el relato del jueves



Veo caer todos los minutos desde el reloj de pared.
La noche, ese mercado de sueños, donde se pone el amor en venta,
se abre de par en par y me incita a buscarte.
Mis manos, cuencos de oscuridad, mendigan la luz de tu deseo.
En el umbral del alba muerdo tus besos para saciar mi sed.
De canela es el perfil de tu boca.
Me embriaga respirar tu sabor de mar mientras pones en mis labios mariposas de miel.
¿A que saben los besos azules?
Amaneces en mi almohada y ya no se cuantos besos de amapolas te debo.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Despedida





Sale a borbotones. Una silente historia se derrama entre mis dedos, baja escandalosa tiñendo mi geografía.
La sangre nunca fue mas libre, nunca reguero tan caliente me dio escalofrío.
Ya es tarde.
La cuchilla se atranca en la piel.
Ahondo sin dolor alguno apartándome de estas orillas. Mañana, por primera vez serás tú quien friegue el piso y lave la ropa, y no me importará si apartas mi cuerpo como a un estorbo.
Coseré tu conciencia con el último hilo de vida que me quede para que la felicidad no encuentre ni una rendija donde anidar después que yo me vaya.

jueves, 3 de febrero de 2011

Este jueves: "Sentencia"




Te acuso

Fue ayer que te inventé.
Pero hoy, a los pasos contados,
a la luz incontrolable de la distancia,
a los amargos dedos de la caricia,
te acuso.
Que te condenen mi juez de tinta,
mis trozos,
mis hojas desordenadas,
mis puntos suspensivos...
Y en una cárcel sin renglones, te encierren,
olvidado y roto
los guardianes inclementes de mi indiferencia.


(ahora os dejo otra clase de sentencia)

"Tu eres a mi sosiego, lo que al pecador la conciencia. O sea, una molestia"