Vuelva usted
mañana…
Hoy es 21 de abril de 2014. Cuando el funcionario me invitó
a volver mañana, mi rabia retrocedió
cuarenta años. Las suelas de mis zapatos fundidas con el asfalto no reconocen más camino que el del fracaso.
Mi experiencia encerrada en impecable currículum, pesa tanto como la culpa y la arrastro día a
día por los despachos de aquellos que creía mis amigos.
Recibo, eso sí, muchas
palmaditas en la espalda, latigazos de vergüenza que no me quitan el hambre.
Calendario gris el de la espera donde voy tachando los días
que le sobran a mi esperanza.
Tengo cincuenta y cinco años y una pistola.
La miro, la acaricio e incluso, en oscuras noches, la abrazo con fuerza contra mi pecho.
Solo entonces, retumban en mi mente unos versos de Chaplin
que me rescatan del abismo:
“Bueno es ir a la lucha con determinación,
abrazar la vida y vivir con pasión,
perder con clase y vencer con osadía,
porque el mundo pertenece a quien se atreve
y la vida es mucho para ser insignificante”
¡VIVE!
Mañana volveré…