Por esta noche no callarán los lamentos, seguirán latiendo las paredes, martilleando cada vez mas fuerte, estrechándose milímetro a milímetro hasta fundirse en un abrazo conmigo, ahogándome en una muerte dulce.
A oscuras, oigo una respiración justo detrás de mi nuca, el aliento me taladra, caliente y húmedo acaricia mi cuello acentuando la caricia hasta el límite de la agonía.
Al girar la cabeza, la bestia al acecho de mi debilidad, derrama su semen agrio sobre mis hombros y chorrea pegajoso hasta mi pecho...
Mi disfraz de criatura de la noche no me cubre la verguenza y al final me delata mi adicción al cine porno.
Cuando se encienden las luces, como zombies, los viciosos, salimos a la calle escandalizando a "los normales".