Hambre, hambre, hambre… Mi silueta ya no cabe en la
sombra.
Este hambre royéndome los huesos, dañina como los
silencios, insistente como la culpa,esta hambre cosida al dobladillo de mis
días, este hambre…
Ahora que ya no te quiero, ni me quiero, voy a hacer de
mi hambre un sudario.
Voy a cerrar los ojos y abrir la alacena para barrer las migajas del deseo,
voy a poner
ugüento de miel a las palabras amargas,
a pintar con canela la palidez de mi miedo, que mis manos amasen la cizaña para hacer el
último pan mientras en la cocina, los sabores, como los besos, andarán buscando
dueño.
Alhucema y tomillo perfuman el mantel dónde se sirve la
realidad. El agua de borrajas llena mi
copa pero se ha extinguido la sed.
Has sembrado espejos hasta en el viento, arrastro de la
siembra a la siega, tus reproches.
Ya no soy hermosa, ya sé que no.
Hambre, hambre, hambre…