Me voy haciendo mayor, lo dice
la sombra encorvada de mis huesos.
Me empeño en ordenar mis
pensamientos cada mañana porque tengo miedo a despertarme y no ser capaz de
razonar, miedo a perderme en mi misma, de que mi mente sea sólo el descampado
dónde brillan las luciérnagas.
Tengo miedo de que el olvido
me deshilache los sueños, miedo de la soledad poblada que conforma a los viejos
condenándolos a no entenderse.
Es el miedo, lo sé, el que
enturbia mis ojos de agua mientras reescribo las páginas de la bitácora del
tiempo, reinventándome cada día…mientras respire.