-Primer premio de micro relato Ciudad de Melilla, diciembre 2016-
"Adorné el árbol con todas las cosas que
la vida me dio en éste año que agoniza.
Arriba del todo, una estrella,
invisible, pero que llena de luz todos
los rincones. Es mi madre que se fue en primavera.
Más abajo, seis campanillas, son los
niños que dan savia a la alegría, los últimos nacieron en mayo para poner
música a los silencios.
Cuelgan cintas doradas con las que se
ata el cariño sincero, mi familia, mis compañeros, mis amigos de la infancia, mis maestros, mis vecinos…
Lazos de colores de toda la gente que conocí en estos 375 días, que se asomaron
a mi vida por un instante, por unas horas, por unos días…
Hojas de plata llenas de
versos escritos con tinta de todos los lugares, de norte a sur, de éste
a oeste del universo.
Bolas de charol azul dónde ruge el mar, rojas dónde estallan los
sentimientos. Guirnaldas blancas haciendo guiños con la intermitencia de quien no
quiere cerrar las ventanas a lo imprevisto.
Lo más valioso que tengo lo dejo al pié, es un corazón de serrín. El
mío.
En él, los caminos se trazan o se
borran sin hacer ruido.
Ven para quedarte, o pasa de puntillas,
llega para darme amor, llévate lo que necesites, señálame con tus alegrías, tíñeme con tus
tristezas, borra o bifurca las veredas,
disuélveme cuando te dañe,
trázame el perfil de los sueños, alísame las dudas, transítame a
cualquier hora porque mi corazón, ya ves, no tiene puertas."