sábado, 27 de diciembre de 2008
Silencio en las caracolas
La puerta se ha abierto suavemente como empujada por el soplo de un ángel.
No se gira, no quiere poner rostro a los pasos que llegan, no tiene prisa por descubrir.
Espera, sólo espera.
Aparta fuego del fuego y arde al aire dibujando su nombre.
El humo va borrando las letras, como un cómplice.
Que nadie sepa, que nadie llame.
El dolor desconectado para no echarle de menos.
El mar de espaldas.
Tanto silencio en las caracolas, tanta sal en la herida, tanta sed en los labios.
No, no era nadie…
La soledad que se cuela ignorando los cerrojos.
El ángel que espera no susurra más que ante la puerta del deber.
Y aquí sólo vive el amor.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
Fuí
martes, 23 de diciembre de 2008
buenos deseos
lunes, 15 de diciembre de 2008
Cena para dos
Cena para dos
-Que desperdicio de mujer-, le dice el espejo cuándo su imagen se abre paso entre el vaho de los cristales de la cocina.
La realidad no se para, como ese cacharro adosado a su rutina. ¿A que sabe quererse tan poco?
Suena el “tinnnnnnnng” de su corazón inoxidable, echa humito, señal inequívoca y conclusa de una triste cena para dos.
No se debe brindar con agua, y sin embargo brota desde el duralex un ansia de festejo que por no despreciarlo, beben y beben y vuelven a beber en el más absoluto silencio.
Antes, un monosílabo bastaba para que de sus ojos saltaran chispitas, hoy tienen que echar mano del diccionario para descifrar el bufido y encontrar una respuesta igual de corta y adecuada para no desentonar con el desprecio.
A todo esto, placebo para curar un amor hecho trizas, se pasan educadamente el pan y la sal, y hacen verdaderos esfuerzos por no utilizar el tenedor en la batalla.
Llenan de agujeros el trozo de pollo como previo ensayo de una masacre anunciada.
Con desgana, se devoran y se les sale la rabia por las comisuras de los labios.
¡Que asco!
Definitivamente, un desamor viejo, es la mejor receta para morirse día a día de hambre.
domingo, 14 de diciembre de 2008
Soledad incolora
Soledad incolora
Justo en el tiempo que tarda en cambiar de color el semáforo,
soy capaz de inventar para ti un mundo mejor.
En tres segundos, mientras te acercas a mi ventanilla
he contado las grietas de tus dedos.
Hace frío. Mucho.
Golpeas el cristal con tus nudillos ateridos
y golpeas mi corazón con tu sonrisa.
A ninguna de tus llamadas contesto,
pasando del verde a la huida.
Atrás te quedas sin tiempo de pintar tu historia
con un ámbar permanente.
Hay miedo al rojo de paso,
al negro de tu mano extendida,
a la transparencia de tu mirada.
Rápido bajo la cabeza o miro a la cera de enfrente
que hay luces que parpadean y que te desdibujan.
¡Que hambre de abrazos,
que soledad incolora,
que horizonte de asfalto se divisa
desde tu laberinto de pañuelos…!
Ingratas, la noche y yo pasamos de largo.
lunes, 8 de diciembre de 2008
Aborto
jueves, 4 de diciembre de 2008
...Y respiro
…Y respiro
Mis pulmones no pueden elegir,
A golpe de aire, me entrego endeudándome.
Y pasa, que se tornan oscuros mis intentos,
Que rompo la norma sesenta veces por minuto,
en amoratado y frío ahogo.
Tan sin sentido se ajusta, cómplice,
cada engranaje del cuerpo que me aloja,
que me abandono definitivamente.
Y respiro.
Sobre el alfeizar han desahuciado al invierno
Y sobre mis manos, un aval sin fecha,
me recuerda, displicente,
la vida que me arrastra.
sábado, 29 de noviembre de 2008
Orden del día
Orden del día
En la mañana:
Sacar brillo a mis cicatrices,
desentumecer los pensamientos,
izar la sonrisa de los domingos,
asomarme a la sima del mediodía
y arrojar un adiós sin previo ensayo.
En la tarde:
Apretar la rabia,
destilar hiel y brindar con el enemigo,
Aceptar que un amor de alquiler lama mis heridas
sin que la náusea vuelva cárdena mi mirada,
Apátrida, vagar por el borde de los recuerdos,
Recoger los retales de tus sentimientos,
hilvanar el sudario familiar
a la medida de mis despojos.
En la noche:
Mantener los sueños bien abiertos,
No sea caso que la tristeza me coja desprevenida
Mayestática y destronada,
Sin fuerzas para morirme completamente.
miércoles, 26 de noviembre de 2008
martes, 25 de noviembre de 2008
Primavera rota
Mi relato ha resultado ganador del primer premio en el certamen "CARTA ABIERTA A UN MALTRATADOR" que concede la asociacion AFAMMER de Huesca.
Primavera rota
A veces, la veo tras los visillos de la cocina, solo asoman sus dedos entre los encajes.
Me recorro la calle, es mi trabajo, recojo las hojas secas de todos los otoños.
De repente, desde la cárcel blanca de la cortina vuela una hoja de un árbol extraño que se desnuda y cae a mis pies.
Es como un grito callado.
No tengo porque alarmarme ni compadecerme de cada desarraigo, de cada desnudez de acacias, magnolios o mirtos. Pero me agacho y guardo en el bolsillo ese trozo de papel blanco refugio quizás de primaveras rotas.
En seguida se oye un golpe seco, los cristales tiemblan ante la violencia de la voz: ¡Te tengo dicho que no te asomes a la ventana!
Y huyo aprisionando el testigo de tanta libertad.
Me tiemblan las manos cuando en el rincón a salvo de mi casa, me dispongo a leer la carta.
“ Se que no es de noche porque oigo el vaivén de tu escoba por la acera, no se que color tiene la mañana, ni como sonaría mi voz para darte los buenos días. Los golpes han caído con fuerza la pasada noche y mi mudez está justificada porque me atenaza el cuello la correa del perro. Estoy de rodillas porque es muy corta, así no tendré tentación de mirar a la calle... y de mirar, vería la lluvia de color púrpura.
Llueve ¿verdad? Yo digo que llueve cuando mi pequeña me dice que no llore y yo le digo que he mirado al cielo y me he mojado, que quise coger un trocito de arco iris para pintarle un beso... mi niña se ríe y me cree capaz de todo.
Mi casa está siempre a media luz, no hay que alertar si la sangre ha teñido -sin querer- el suelo. Debo ser muy torpe, nunca luce nada de lo que hago... mi madre me dijo que yo debía ser la esposa perfecta, no se en que me equivoqué. Yo soy una inútil, dice mi marido.
Cuando estudiaba, cuando me arreglaba, cuando tenía amigos, yo creía que era feliz.
Ahora que en mi casa no hay libros ni espejos, ahora que la palabra amigo es solo una amenaza, me doy cuenta de todo lo que me queda por aprender.
Claro que duele... aprender duele. Pero es por mi bien, me dice tapando con besos los moratones de mi pecho. Me ahogo a ratos, y el miedo ulcera mi sonrisa...
Yo no sabía que el amor solo existía entre estas cuatro paredes, y hoy, aprovechando un resquicio de lucidez, una tregua del dolor de mis costillas, y el olvido de este papel sobre el fregadero, quise compartir contigo la espiral de viento que me arrastra.
Como una hoja más... a la basura.
En Sevilla, a 2 de octubre del 2008
Fdo.
Nadie
sábado, 22 de noviembre de 2008
La cárcel de la mariposa
La cárcel de la mariposa
Una crisálida parece,
pero no es más que una gota de luz
que pasa, dejando una estela
en la oscura palidez de mi semblante.
No confundas con una lágrima el límite de la claridad,
no apagues su curso con el dorso de la mano,
no me ciegues la esperanza.
A veces, las mariposas eligen mal sitio
dónde ensayar la vida.
Piénsatelo antes de compadecer mi llanto,
que los recuerdos son barrotes del vuelo,
y la libertad no está en la efímera belleza de mis alas.
Baja hasta mis labios, liba en mis cicatrices
Sedúceme en el instante último,
sé el guardián de mis despojos
mientras desde mi iris, turbio,
se trasmuda para ti, la crisálida.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Amores domésticos
Amores domésticos
Llamarle amor me parece exagerado, pero sería injusto si te digo que me es indiferente.
Al fin y al cabo nadie ha compartido mis horas, ni oído mis soliloquios, mis quejas o mis silencios con más neutralidad que ella.
Nadie tan cercano a mi mano ha sabido permanecer firme a pesar de los cambios de mi piel, a veces tirana y fría, a veces mendigando calor.
Mañanas extrañas hasta conocernos, hasta entregarnos de parte a parte sin horarios, hasta sentirnos dueñas en territorios olvidados.
Incluso cuando me sentí repudiada por el espejo, la tuve.
Hoy, mientras hacía los trámites por teléfono con el ayuntamiento y acordaba la hora y el lugar de recogida, cuando ya creí que sería fácil sustituirla, sin el menor asomo de dolor, la empezamos a echar de menos mis rincones y yo, creando un nudo de arraigo exageradamente prieto.
Ya, ya se que le es indiferente si me pinto o no, los labios, si el color de mis zapatos van a juego con el bolso, que le da igual también si la dejo marchar desnuda o envuelta con lazos de colores, que por otra parte, siendo una idea descabellada, es lo que me apetecería hacer…
Definitivamente no se que aconsejará el protocolo para estos casos. No, no se que ponerme que haga juego con mis ojeras.
Estoy oscuramente guapa.
No quiero desentonar para asistir al entierro de…
Mi vieja fregona.
lunes, 17 de noviembre de 2008
Sin equipaje
Sin equipaje
Llevo horas dando vueltas por la habitación, midiendo la profundidad de mis bolsillos.
Calibrando cuántas cosas caben en el territorio neutral de tan vano escondite.
Quitando y poniendo huecos, acomodando prioridades, descartando banales empeños.
Solo dos bolsillos, es para perder la cabeza.
Recorro el cuarto en circular itinerario cuyo punto de partida y de regreso es la ventana. Y a la ventana llegan vacíos una y otra vez por no haber consenso entre lo que quiero y lo que debo llevarme.
Mis bolsillos alojan el nerviosismo de mis dedos y la tensión, toda, que baja desde mis sienes y que a su vez se enquista en mi pecho, desciende por mi espalda y mutila mis pasos. Cuánta.
En la undécima rotonda, me acribillé a preguntas. Me desangré poco a poco, sin alarmarme.
Resignada, por la costumbre, fui dibujando caminitos rojos en el piso, cada uno con un itinerario preciso. Cada vez me costaba más alargar los destinos, pues la sangre era más rápida que el trazado de las veredas.
Me arrastré tres losetas mas allá, poniendo en cada surco todo mi empeño.
Aunque nadie me diese la satisfacción del reconocimiento, como había sucedido a lo largo de toda mi vida, ésta sería la obra póstuma por la que nadie se disputaría la herencia.
Allí, hasta allí voy a llegar… y la ventana huía, no se con que artimañas, cada vez mas lejos.
Si consigo que el dibujo atraviese la estancia, se asome a la ventana, salga y se expanda por el jardín, pinte la grama, empape los naranjos, se cuele por las ramas de los mirtos hasta la calle y dando tumbos atraviese los suburbios de cuanta gente dijo quererme, habrá merecido la pena que, en un susurro, casi, de color mudado, mi espeso temblor se licue a la orilla.
Cada vez más vacía, sin espejos, entregada al torrente de la prisa, cada vez mas dentro de la espiral que hace tambalearse mi vida.
Llegar y luego lavarme las manos para decir un adiós limpio.
Me pregunto cada vez mas angustiada si caben en los bolsillos todas las explicaciones
que te debo, antes de morirme del todo.
sábado, 15 de noviembre de 2008
Deshaucio
Deshaucio
Una cuerda de horas amordaza la luz,
sin posibilidad de alborada alguna.
La noche resbala en mi vientre vacío,
mientras tu huella en las sábanas agoniza.
En los labios llevo aún el salitre de tu marea,
y mi piel recuerda tu sed en cada naufragio.
Hoy escondo la mirada en la ceniza de otro fuego
descontando placeres del reloj de mi cuerpo.
Cuando me quede hueca de recuerdos
Lloraré como una campana en la torre alta del engaño.
domingo, 9 de noviembre de 2008
La vía muerta
Por esta estación ya no pasan trenes. Hace años que la ventanilla para comprar billetes está cerrada, huérfana de destinos y las telarañas del tiempo decoran las paredes.
Los cristales sellados por una espiral de polvo, tamizan la luz del mediodía.
El color de la tristeza tienen todos los soles.
Un banco de madera donde se graban los nombres de los amantes, un reloj sin minutero, una papelera donde duerme olvidado el itinerario y la campana alerta de prisas, ya no sirven para nada.
Los niños tiran piedras para despertar el sonido ronco del metal y se expande triste por las vías muertas.
En los tramos de madera crecen jaramagos y las avutardas vuelan bajo escondiendo sus nidos en la retama.
Hay una alegría inconstante de pájaros que dura hasta el ocaso.
Nadie espera ya nunca.
No hay pañuelos donde guardar la tristeza ni sonrisas que disimulen los surcos salados de las despedidas.
Un mástil sobrevive sin bandera en el tejado de la cantina dónde solo ondea el recuerdo de los ahogados en aguardiente, de los sin nadie.
El tiempo silva por las rendijas en la puerta entornada de la sala de espera y mece acompasado el cartel de latón donde se lee aún “Estación”.
Un cortejo de chicharras, danza al filo de la siesta, canto, calma que quema los espejismos y enciende los raíles gastados.
Otra ausencia es la lengua de humo en la chimenea, los troncos de los eucaliptos escupen la menta y el aire huele a invierno.
Es mi garganta un túnel sin salida para la pena.
Los perros perdieron la sombra y aúllan mas abajo, donde el tren, es ya únicamente una herida en el paisaje.
sábado, 8 de noviembre de 2008
A penas nada
miércoles, 5 de noviembre de 2008
¿Quien?
¿Quién?
Que es el viento, crees, quien te abraza,
quien mastica tu nombre y lame tus heridas,
quien se queda de guardián en la enredadera
Y deja trepar madrugadas por tus silencios.
Que es él, quien cose los vacíos de tu noche,
Y quien deshilacha tu desánimo.
Crees que el aire despeina tus caminos,
El aire, placer que roza tu desnudez dormida,
Será el viento, dices, y te me ofreces indiferente.
Imaginando de barro este deseo mío,
tallas en mi piel caricias de agua.
A punto de romperme bajo tu estruendo,
aún dudas,
Si es el viento quien apaga tu rabia
y enciende tu agónica luz de deseo.
Cuando en la calma te preguntes, ¿Quién?
Te desangrará la vida la guadaña de mi aire.
martes, 4 de noviembre de 2008
Invitación
jueves, 30 de octubre de 2008
La tierra removida
La tierra removida,
alineados los cipreses,
el aire amargo.
Tarda la campana…
Tarde de noviembre, cortejo de cuervos.
Temprana la prisa alisa la escarcha,
Temprana piedra viva que te encierra.
La tierra sepulta y traspasa al otro lado del grito,
De este lado, a dentelladas, muere la calma.
Dónde germinan las caricias
Ahora que se pudre y despedaza la esperanza.
Siniestra mano que la guadaña empuña
Deshilachando las dos mitades de tu mortaja.
Tan desnuda me dejas…
-Tañe la campana-
martes, 28 de octubre de 2008
desnuda para la entrega
-Desnuda para la entrega-
Yo debo amarte como hasta ahora,
oyendo tu susurro de mar, de lejos,
tu voz azul colgada de un hilo
que une dos caracolas huecas.
Dices que me tienes en las madrugadas
cuando la soledad y el alcohol te enajenan,
que vivo golpeando tu ventana
como viento de sur que entorpece tu marea.
Y yo ya no se, si así te quiero...
Por hoy, amor,
prefiero ocupar tus renglones a tu almohada.
No añorar más nunca tu paraíso regalado,
ni esa puerta entornada de tu vida
que espera siempre oír mis pasos sin retorno.
Hoy ya no se si quiero arribar a tu puerto y quedarme.
Pero la casa, esa casa, tu casa...
Píntala de otro color,
cámbiale la veleta o el aire,
bórrale el nombre que yo no pueda reconocerla,
ciérrala
A tu casa, amor,
hay que ir desnuda para la entrega.
Y no quiero caer en la tentación... mañana,
de atravesar tu puerta vestida de lástima.
domingo, 26 de octubre de 2008
In sogno
jueves, 23 de octubre de 2008
Ya
Ya
Nos devoramos…Ya
Será por la lluvia, la culpa, que no me ves.
Será que la sal te muerde los labios si me llamas.
Y añoras mi risa y mis silencios, tan simples.
Y lloras la rabia fresca de mi ausencia,
Será que te pierdes si no te busco,
Será que me buscas y llegas tarde.
Y vomitas versos de hiel a deshora,
Y no me encuentras más en tus bolsillos.
Será que tienes hambre de mi invierno,
Será que aún soy el calor de tu llama.
Que daño….Ya.
lunes, 20 de octubre de 2008
amante
sábado, 18 de octubre de 2008
palabras a medida
martes, 14 de octubre de 2008
lunes, 13 de octubre de 2008
sábado, 11 de octubre de 2008
Mandrágora
Desalojar,
hoy toca desalojar-te
y crecer en las grietas de tu silencio
como una mandrágora...
Ayer, mi espantapájaros
se exilió al eral de tus versos
para ahuyentar otras muertes,
Y ahora asusta al dolor desmedido de mi otoño.
Vete para siempre a tu primavera aciaga
mientras brotan de tu olvido mis espinas.
Hoy me toca desalojar-te del perfil de mis preguntas.
Nunca sabré dónde están las mañanas
en que necesitabas mi beso en el espejo.
martes, 30 de septiembre de 2008
Un motivo siquiera...
Recién se levanta y le estalla la cabeza.
Se sujeta las sienes como si quisiera exprimir la noche.
Salir en desbandada del sueño,
mirar de frente el amanecer,
despertarse,
des-dormirse.
Tiene ojeras perpetuas como pintadas en la piel por un principiante.
No obedecen mucho los huesos,
crujen como las ramas secas,
Adrede, se suma los años que no le pertenecen para justificar su desgana.
Un café amargo casi frío,
una mañana invadida de cuervos,
un motivo siquiera...
No hay razón para no tirarse por la ventana.
La rutina no le es propicia.
¿Por que todos los domingos de su vida son tan huecos?
sábado, 27 de septiembre de 2008
Mabon
Mabon
No deja de llover,
Los pájaros muertos atascan la luz.
Detrás de la puerta,
te aguardan oscuros los charcos.
Aves desorientadas se ahogan en otoño.
Una espiral de aire circunda las alas
hasta la fosa común del vuelo.
Caen las hojas
Tras los cristales de septiembre,
reclamo el luto de mi voz
para callar tu nombre.
Fuera
el equinoccio agoniza en el barro.
martes, 23 de septiembre de 2008
Raíces secas
Acabo de ganar el segundo premio de "Viaje en autobus en 500 palabras" del Consorcio de Transportes de Sevilla.
Este es mi relato.
-Raíces secas-
Desde la ventana el paisaje desolador de lo conocido, la luz hiriente del medio día del sur y la desgana para hacerse preguntas.
La estación un crisol, un tamiz por donde se cuelan las razas, los acentos, los comienzos y los adioses.
-Sevilla, 18 de junio-
Es todo lo que necesita leer para encontrarse. Arruga el billete, y lo asila en el bolsillo. El destino es esa incógnita que se quedó en el trozo arrancado por el revisor, un trofeo que estorba en las estanterías de mañana. Da igual.
Raíces secas desde sus pies alertan de una muerte inminente. Por eso esconde los zapatos bajo el asiento, esconde la sonrisa, esconde el grito en el minutero del reloj.
Huye.
Ajusta el respaldo, tamiza el sol con la cortina de rayas (una improvisada cárcel) dirige el chorro del aire acondicionado que como un estilete va abriendo el sudor de la frente hasta helar sus pensamientos.
Cierra los ojos y comienza una cuenta atrás para arrancarse de un terreno baldío.
Ser un eral no puede ser peor que esto –se dijo-
Coloca el equipaje con sumo cuidado. Una caja de cartón envuelta en papel gris, donde el lacre rojo es como una herida que atraviesa el certificado de mercancía no peligrosa.
Todos los asientos son de “no fumadores”, pero en ninguno se prohíbe a los desheredados de la felicidad.
La soledad no contamina.
Todo está en orden, ella entra dentro del cómputo de usuarios anónimos.
Se entretiene revolviendo el bolso ignorando al resto de pasajeros con sus historias escritas en los dedos, esas que van dejando en el vaho de los cristales preguntas sin respuestas.
Una factura olvidada en el compartimento plastificado del monedero, es lo único que la condena a esta latitud, una moneda de la suerte, una reliquia de “San Seacabó”, una tarjeta de visita de ese enemigo reciente, y una cita caducada para la echadora de cartas.
Todo inútil.
El espejo del bolso es el chivato de sus ojeras, condecoraciones de noches enteras sin dormir. Se retoca la pintura y el escote, (ese precipicio donde ha caído el compañero de asiento) Ojea un periódico atrasado buscando las ofertas de trabajo, haciéndose la interesante, marcando sólo los anuncios que solicitan licenciaturas.
Ella es licenciada en cacerolas. Tiene un master de infortunios varios, sin cartas de recomendación.
El autobús atraviesa calles sin estrenar. Los viajeros que llegan, traen raíces, pero no como las suyas.
Ellos portan su destino en un sitio visible, que los bolsillos son para otros menesteres. Allí guardan las ilusiones de futuro, la magia del encuentro, la prisa del destino….
Que rica es, la pobre, desde el instante en que sacó un billete solo de ida a ninguna parte.
Fin de trayecto.
El viajero del asiento de al lado, exiliado sin remedio del acantilado de su canalillo, le pregunta: ¿Señora es éste todo su equipaje? Refiriéndose a la caja de cartón lacrada.
Si,-contesta- pero no lo quiero.
Veinte años de amor, pesan demasiado.
-
domingo, 21 de septiembre de 2008
Chocolate
Chocolate
Sonó el pitido del interfono repetidas veces, tímidos y cortos avisos que la sacaron de su mundo cómodo.
Con desgana cogió el auricular y, como siempre, contestó con un escueto ¿si?
Del otro lado solo estuvo el silencio.
Algo contrariada por la interrupción sin fruto, se dirigió a la cocina, al armario donde se guarda el chocolate (ese sustituto del sexo) y cogió un trozo algo mas pequeño que su aburrimiento.
El chocolate y ella, pareja perfecta para la perfecta tarde interrumpida.
No sabía que sería peor a la larga, si el chocolate o el tabaco.
Placeres, solo placeres efímeros.
Lo que la estaba minando era la rutina, y esa, ni engorda ni te tiñe los pulmones.
Sencillamente crea un agujero por donde se escapan las ilusiones sin dejar rastro.
Sin domicilio donde poner una queja, sin que nadie te indemnice por el deterioro de tus días, sin almacenaje seguro para tus arrugas, tus miedos, tu desgana para la pelea.
Las cortinas amarillas, placebo de luz, separan las ventanas de la vida de fuera.
Cuántos días, sin moverse, baja hasta la calle, se cuela en la vida de los extraños que transitan, les reinventa la vida, les atribuye historias en un intento de pensarlos felices.
Desde hace un tiempo, en la acera de enfrente, un hombre pasea tranquilo, como esperando a alguien. Alguien que no llega nunca. Lleva una camisa azul.
A él no se atreve a urdirle un destino, le mira entrecerrando los ojos, haciendo una cárcel de sus pestañas. Inconscientemente lo atrapa, se lo guarda.
Habla sola, con la música de fondo. Una Edith Piaff patética con chales negros, da vueltas en su viejo tocadiscos impregnado de acento francés la apatía.
Suena de nuevo el pitido del portero electrónico. Una oculta impaciencia la empuja deseando que ocurra algo. Que por una vez no sea el chico que reparte publicidad, ni la vecina del sexto que ha olvidado las llaves, ni el vendedor de aspiradoras.
-¿Si?
De nuevo el silencio. De nuevo más chocolate.
Tanto “sustituto” no puede ser bueno.
De una cajita que hay sobre el tocador, saca un pintalabios reseco. Con el perfume antiguo, roza su nuca, coge el bolso y quiere salir...
Ese gesto se repite día tras día, hasta la puerta misma del ascensor y allí el pretexto la condena al encierro de nuevo.
Mañana. Saldré mañana.
Las estaciones se han ido sucediendo en la acera de enfrente, el hombre de la camisa azul definitivamente está abandonado.
Llaman alguna vez... ella pregunta y nunca nadie responde.
Se amontonan las cajas de chocolate en la despensa y ahora fuma tres cajetillas de tabaco diarias...
A la larga, la rutina, le pasó factura.
Que caro sale el placer solitario.
jueves, 18 de septiembre de 2008
Nocturno
Nocturno
Quiero hablarte
como hablan las orillas a los juncos,
quedarme en tu vaivén como se queda el légamo
amoldando abrazos de agua.
Quiero ser la sed de tus guijarros,
la noche trenzada en tu pelo, tu surco y tu cima.
Llegarte como jirón de luna asomada a los álamos.
Ser trama de vientos y danza de eneas, en tu cuerpo.
Quiero arder en tu boca como mariposa ciega,
ser tacto del alba para desnudarte despacio
mientras me entregas
el nocturno alimento que envenena a la rosa.
Mi cementerio
(Gracias, amigo Angel por prestar tu voz a mi palabra)
Rara vez llega la luz a aquella parte del muro.
Una verdina espesa se multiplica a cada centímetro compitiendo con la frontera del mar.
Este horizonte de musgo hace mas impropia la puesta de sol.
Cuando el agua está en calma, acuna la pared en abrazo perpetuo de sal.
Cadente nana de agua.
Duermen los vencejos de este lado de la pared y las gaviotas del otro separados por una frontera de aire dulce.
Condenados a convivir entre la risa y el llanto, un vuelo breve para atravesar el arco iris azulado que provoca la noche en las dos orillas.
Golpean las olas como un lastimero gong. Tiempo de ida y vuelta, sin reloj aparente.
Cuenta atrás.
En esta esquina sin cipreses, una grieta de agua calma la sed de la tierra estéril.
Luz parió la luna de aquel lado, y enredada en el viento, desafiante, viene a provocarme.
Rara vez con temblorosa mano se dibuja la belleza entre la vida y la muerte
La misma mano de las caricias, la misma de los adioses nos derrama sin justicia en un trazo infinito.
El cancel mohoso chirría muy de tarde en tarde en este cementerio,
Pero el mar, este mar... no se detiene nunca.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Te acuso
Fue ayer que te inventé.
Pero hoy, a los pasos contados,
a la luz incontrolable de la distancia,
a los amargos dedos de la caricia,
te acuso.
Que te condenen mi juez de tinta, mis trozos,
mis hojas desordenadas, mis puntos suspensivos...
Y en una cárcel sin renglones, te encierren,
olvidado y roto,
los guardianes inclementes de mi indiferencia.
martes, 16 de septiembre de 2008
La suerte
La suerte
Delante de mí, hay un espejo en el que se refleja mi imagen.
A duras penas puedo reconocerme.
Hastiada de reverencias y elogios, a puerta cerrada, enfundo mis pies en las zapatillas de felpa naranja. -Cutres- por resumir en una, todas sus cualidades.
Es el último minuto de gloria, como el último deseo para un condenado.
Mi casa, es un retrato en sepia que habrá que esconder en un cajón de ahora en adelante, cajón destartalado semi abierto al ayer.
No podré llevarme nada, ni mi sillón, ni mi ventana orientada al sur sin horizontes.
Aquí estoy, desnudándome de mí, tachando de este cuaderno de cincuenta y dos hojas el exceso de equipaje: dos versos de amor.
Recorro el mapa indiferente eligiendo destino para perderme. Bastaría con cerrar los ojos y volver a la mañana de un lunes cualquiera.
Hoy es martes.
Ayer, hasta ayer, yo era como la hormiga que trabaja y guarda, porque todas las estaciones son duras en la casa de un pobre.
Hoy me desperté cigarra total.
Mi secretario anota en una hoja de excel las prioridades de una rica en prácticas:
-Mañana es Nochebuena. Indultar al pavo.
-Emborracharse a solas.
-Ensayar frente al espejo que se es, feliz, feliz, feliz.
-Regar los tréboles de cuatro hojas.
-Apadrinar una niña de Sri Lanka. Llamarla Suerte.
-Cuando regrese de Moratuwa, enmarcar el décimo de lotería.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
No digas
No se lo digas a nadie.
Duele mas el miedo desnudo,
el sabor amargo del disfraz,
que la aguja que atraviesa
los límites de esta mentira.
No le digas a nadie
que bajo esa piel está
la vergüenza exiliada de un secreto.
No digas.
Tu muerde, mastica, traga... envenenate poco a poco.
Y no te olvides de sonreir como si no pasara nada.
sábado, 6 de septiembre de 2008
Soy... la pera
Ya se que no van a entenderme.
Soy... la pera.
Todos los espejos me devuelven el verde
ignorando las punzadas de mi piel.
Marrones heridas delatan mi límite suicida
al borde del frutero.
Cargo con la vulgaridad de mi especie.
Nadie me ha preguntado lo que quiero ser de mayor...
Una pera no puede rebelarse.
jueves, 4 de septiembre de 2008
De sol a sol
De sol a sol en la azotea,
hiere el blanco de espejos de cal.
Sangra la tarde.
Un solano sin aire arrasa los tejados,
Tendida mi piel, aguarda,
sujeta a la espera con alambres de espino.
La noche destila añil en los jazmines.
Soy como un gato callejero
al acecho de tus sobras, tus pasos y tus dudas.
Vienes para no quedarte nunca.
Mientras yo me entrego
De sol a sol...
de-so-la-da.
viernes, 29 de agosto de 2008
Cuando me tocas
Ti-mi-da-men-te
tu mirada me recorre despejando mi infortunio.
Como en un eclipse
Sua-ve-men-te... renazco en ti.
En giros de veleta sin aire, me envuelves.
Cuando me tocas,
se confabulan los elementos,
germina el fuego
le-ve-men-te... sobre el agua.
Mientras yo me diluyo en tu corazón de barro,
tu engendras lunas en mi reloj de arena.
Len-ta-men-te
domingo, 24 de agosto de 2008
Muñeca de trapo
Dobla el pañuelo, lo desdobla, lo vuelve a doblar marcando líneas con los dedos en la misma dirección una y otra vez.
Sin mirar la tarea, mecánicamente desde su falda al infinito de sus ojos.
Lleva horas tras la ventana, oxidada como los barrotes está su mente, atrapado tras los barrotes, su ayer, su hoy y su mañana.
El rojo de los geranios, el gris de los gorriones, el blanco de las paredes que la encierran, son el raro arco iris que precede a la tormenta.
Ha llorado.
Ha llovido, se ha inundado, ahogado, muerto su cordura.
Está prohibido cantar. Negra nota muda, rictus amargo de carmín su sonrisa.
Luto.
Un alarido prestado sale de la muñeca de trapo.
Se mutila la ternura mirándola...
Toda la tristeza cabe en el pañuelo doblado,
mientras miro a mi madre desdoblada en su mundo llamado Alzheimer.
miércoles, 20 de agosto de 2008
Desolación
jueves, 14 de agosto de 2008
Claustro de arena
-claustro de arena-
Me estoy mirando en tí. Si, en tí.
En tu espalda deshabitada de mis besos.
No, no te gires...
Ahora que no me ves,
dudo en el precipicio de tu calma
si descenderte de nuevo.
Sin coartada me entrego,
no importa si me juzgas y condenas mas tarde
por ocupar con mi vida tu vida.
Un latido urgente,
un crujido de tu corazón en mudanza,
me alerta de que te rompes
inundando cada grieta de mi claustro de arena.
Mi cuerpo como aljibe rebosa
y te guardo para mi sed venidera.
Mercaderes son mis manos a tus deseos.
Piden o roban sin pedir,
trueque de placer por placer sin dueño.
En tierra de nadie nos inventamos,
nos modelamos,
nos entregamos sabiendo que la soledad
vive al otro lado del susurro.
Sin promesas.
No, no te gires...
Deja que sea tu espalda la frontera de estos ojos,
de este destierro pactado antes de amarnos.
Que sea mi risa tu equipaje,
que sean tus caricias mis alas.
Por hoy, solo por hoy tengo derecho al llanto.
Tu piel y mi piel ensayan torpemente la renuncia.
Desnudos no hay donde esconder los sueños.
Te sabré y me sabrás sin límites
en las horas de esta eternidad inevitable.
Y mañana...
volveremos a ser los que no somos,
con la duda infinita de no saber que seríamos
sin habernos tenido hoy.
Tristeza premonitoria
Ayer mientras desalojaban los baúles de la mudanza, mientras se amontonaban los recuerdos y los cacharros, encontré esta fotografía.
Mi pose de guardián cansado sin rastro de sonrisa, desentona con la alegría blanca de Margarita.
Es curioso, miro sus pies y ya, entonces, a sus tres años, estaban al filo... su vida siempre ha estado al filo de todas las cosas.
Si yo hubiese sabido.....que un empujón a tiempo le haría crecer las alas.....
Mañana iré a verla. Es su cumpleaños.
Al filo de su cabeza hueca, me siento y tomo sus manos. Se aferra a las mías deslizándose en el barranco de su ayer, sin miedo.
A ratos canta, a ratos llora, a ratos quiere atrapar el agua del estanque, a ratos me pregunta que cuando nos vamos.... (un reloj de musgo detiene el tiempo)
Nos vigila la enfermera de este mundo de cuerdos.
Parece que fue ayer.... nadie sabe que mecanismo cruel la mueve a ratos...
Treinta años de renglones borrados de su memoria y de mi vida.
Hace frío. El jardín es de color sepia como la fotografía y se escapa la tristeza por sus bordes.
Mi hermana se deja llevar... al filo de una puerta que da acceso al pabellón de esquizofrénicos.
(Relato publicado en la revista Almiar, Margen Cero)
domingo, 13 de julio de 2008
Bajar desde tus manos
ignorando la redondez de la tierra,
quedarme en los peldaños de tu mundo
Volar de tus esquinas a tu centro.
Anidar,
regalarme fértil a ti.
Nacerme brotando en tu vientre, sosteniendo el grito
Reconocerme en tu placer
Sangrar azul…
Pensarme música, romper en sonido dulce los arpegios de mi cuerpo,
Pentagrama de piel, arco de luna en la cuerda de mi cintura,
Adagio perpetuo.
Notarme resbalando por tu espalda, como miel de septiembre.
Alimentar tus horas desquitándome latidos
…Si me quisieras.
sábado, 5 de julio de 2008
des-dedentro
Des-dedentro
Hay un hilo que se descuelga por la ventana,
separando la noche en dos mitades.
Una puerta vertical por donde huye toda lógica.
Mira el sauce oscurecido de verde,
y la luna ausente,
como siembran de magia el jardín de otros.
Se balancea el hilo y mi cabeza, como un péndulo le sigue,
agotando un tiempo sin ritmo.
Le abrazo desde dentro,
y el hilo, enajenado, cerca mi laberinto,
y zurce mis sueños rotos.
Fuera
un tejado pintado con tiza,
Una pared que estalla de blanco,
Unos perros que presienten la muerte.
…Y el hilo descuenta mis horas
tic-tac, tic-tac, tic-tac
Hecho jirones mi corazón-cometa
c
a
Y yo, no se que hacer.
domingo, 8 de junio de 2008
Destierro y humo
Destierro y humo
Como velas rotas de un naufragio predicho.
Y detrás de todos los avatares, de todas las nostalgias,
remos de sal dentellean tu marea amarga.
Mi puerto te guarece de esta espiral de vientos,
Ajados azules se retuercen en mis manos,
añorando olas con sabor a canela.
La espuma deja cartas de amantes numeradas.
Me busco sin dar conmigo.
Seguramente me habré ahogado en tu mar incierto.
Dos gaviotas se aman en la arena.
Destierro y humo....
AQUELARRE
Aquelarre
Otro amor hilvana caricias a tu costado
recompone tus trozos rotos
y me destierra de tus dedos.
Sin pedir permiso borra mis renglones
¿A cambio de qué, se instala en tus versos?
Me desdibuja y me usurpa en tu almohada
Bebe tus palabras y te atrapa el sueño
Ocupa tus pensamientos arrojándome de tu deseo
Envenena la manzana, conjura, hechiza,
Se regala a tu capricho.
Muerdes
Aquelarre sin más luna que tus ojos,
Danza del exterminio para bailar desnudas.
Al borde mismo de tu ventana
el norte y el sur se retan a duelo
para desangrarse en ti.
jueves, 15 de mayo de 2008
El buzón
Observando lo cotidiano
Que pereza de cada mañana abrir el buzón atascado de papeles de todos los colores, publicidad de verano, es decir, alguien que te rebaja kilos casi gratis como se rebaja el tiempo en las esperas inútiles, papeles de esos que te arreglan las arrugas y el cuarto de baño con mármol rosa y un seguro contra el desánimo de color naranja.
La llave del buzón, única, como un cuadro de Ribera, que aunque todo el mundo se atreve a copiar, no pasa de ser un delito inservible. Esa llave que me condena a ser la dueña de las ofertas del “tres por dos” sintiéndome tan culpable cuando caducan sin usar.
El buzón es el punto de las interrogaciones, el barranco de la sorpresa, un tenderete de augurios baratos, una letanía de deseos desechos, la puerta del desencanto es, al fin y al cabo donde malviven las letras picudas de la espera.
Mi apellido heredado se exhibe en las cartas, clonadas misivas del desconcierto en sobres sin timbrar.
Mi nombre encabezando una estafa brillante…..”Tiene usted la posibilidad de poseer una isla por el módico precio de…” “Cómprese una estrella en la constelación de Tauro…” “Ha sido agraciado con un viaje a nado al Caribe para dos personas…”
Y me sueño en la orilla de un mar de papeles mientras me deshago sin piedad de tanta y buena suerte….
Dueña solo del buzón del 5º D, con mi apellido corriente, que por no tener, no tiene ni tilde en el “García”.
Abro el buzón con la esperanza de que hoy sea un día diferente, que me hayan escrito una carta de amor, que me lleguen noticias de un tío rico de America, que me dejen por error un billete de avión sin destino y sin remite, que me echen un poema y una rosa seca por la ranura, avisándome de una cita a ciegas… Que por primera vez no me ofrezcan la luna regalada ni tenga que ocultar a los vecinos los trozos rotos de mi mala suerte.
Rebosa mi buzón de letras sin pagar en sobres blancos, serios, como corresponde a las facturas de la vida.
… Y ningún banco me avala.
miércoles, 14 de mayo de 2008
La intrusa
La intrusa
Me mira desde muy a dentro, atraviesa con una pregunta el eral de mis ojos
me atrapa, me aquieta, me socava, me alerta…
Ronronea a mis pies y maúlla largo sabiéndome lejos.
Llega y se queda en el tejado de mis ruinas
Me espera estática, como una esfinge incrustada en el viento,
Me lame las heridas, araña hilos de sol para zurcir mi frío,
Desenreda la maraña de mis soliloquios,
Me sabe, me intuye, me aguarda.
Tiene cara de luna rota.
Envidio sus trozos.
Es la intrusa favorita de cada anochecer, mi gata Sombra.
miércoles, 23 de abril de 2008
Agria
Se agita la noche en sus pupilas,
Cuando mira al amanecer, le hiere la luz
como si no fuera merecedora del todo.
Sus guiños tamizan la propiedad del día.
Preso en la cárcel de sus pestañas, está el deseo.
Busca, atrapa y traga toda la claridad a un tiempo,
saboreandola a sorbos pequeños.
Saciada, cierra la ventana y duerme todos los sueños juntos.
Probará mañana a tener los ojos despiertos
A la hora en que del reloj caigan los reproches
Y salpiquen sus horas muertas.
Las lágrimas huyen del paraíso con las alas rotas
Abriendo grietas en su sonrisa.
Si aún vive al amanecer, dosificará la luz
como gotas de veneno.