miércoles, 20 de agosto de 2008

Desolación


Desolación


Ya no me queda nada que tirar,

Tire la cuerda con que debía ahorcarme.

La silla que debió ser precipicio de mis adioses,

se quedó, y me quedé.

Somos dos.

Pero, incompatibles para el apareamiento.



1 comentario:

ralero dijo...

No te quedes sentada. Sube a lo más alto de la silla, de puntillas sobre su espaldar, asómate al ventanuco enrejado, y grita. Seguro que hay quien te está buscando; algún jardinero, tal vez el que menos te imaginas. Y aunque no fuese así, siempre podrás gozar del encuentro con el rocío de la mañana. El rocío y una rosa... qué bello encuentro.

Besos.