No te quedes sentada. Sube a lo más alto de la silla, de puntillas sobre su espaldar, asómate al ventanuco enrejado, y grita. Seguro que hay quien te está buscando; algún jardinero, tal vez el que menos te imaginas. Y aunque no fuese así, siempre podrás gozar del encuentro con el rocío de la mañana. El rocío y una rosa... qué bello encuentro.
1 comentario:
No te quedes sentada. Sube a lo más alto de la silla, de puntillas sobre su espaldar, asómate al ventanuco enrejado, y grita. Seguro que hay quien te está buscando; algún jardinero, tal vez el que menos te imaginas. Y aunque no fuese así, siempre podrás gozar del encuentro con el rocío de la mañana. El rocío y una rosa... qué bello encuentro.
Besos.
Publicar un comentario