A trocitos voy metiendo el sol en el bolsillo. Un agujero, (llámalo tristeza) lo derrama. Hay un reguero de luz de tu casa a la mía. Tendré que aprender a remendarme la vida un día de éstos.
Si esos trocitos de sol que se escapan por los agujeros del alma, no calcinan las entrañas, siempre es posible meter en el regazo una pléyade de estrellas anónimas.
5 comentarios:
Si esos trocitos de sol que se escapan por los agujeros del alma, no calcinan las entrañas, siempre es posible meter en el regazo una pléyade de estrellas anónimas.
Abrazos.
Por cierto, este verso es así "a remedarme la vida", o se trata de una errata y falta una consonante.
Pienso que hay cosas que nunca se aprenden.
Abrazos
Un día de estos...
¡Qué poema más precioso, Rosa!
Hay veces que, en el fondo, nos negamos a los necesarios remiendos...
Un abrazo.
Maat
Nùnca remiendes el bolsillo, que permite a traves de el agujero aportar la lùz que te ilumine el camino que lleva hacia èl.
Destierra la tristeza y que la luz te ilumine y te inunde de alegria, asì serà innecesario remendar tu vida, ni un dìa de èstos ni nùnca.
J. F.
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