domingo, 8 de agosto de 2010

Madrugada de grillos




Me fueron despertando las sensaciones de una en una
con un abrazo de plenitud, de libertad,
de soledad buscada, añorada, deseada.
Nada más placentero.
Un sofocante calor, dormido el aire detrás de mis cortinas...
Y detrás, la luna,
y detrás el silencio.
Me avisó el reloj con un guiño y se paró.
Cerré los ojos para buscarte entonces.
Viniste a recorrerme entera
y no nos separó la brisa,
viniste a habitar mi deseo y juntos,
recorrimos los surcos que el sueño deja
cuando se siembran besos de amor prohibido.
Amanece duende. ¿Dónde vamos?
" Y los grillos cantan siempre en las noches como esta,
seca la garganta,
cuarenta grados,
Y el hielo de mi vaso se derrite paseando
por la piel agitada de mi pecho.”

6 comentarios:

Tere dijo...

QUE SENSUALIDAD!! espectacular este poema, me ha encantado.
Te felicito mi amiga!
Tere.

Alfredo dijo...

Sugerente, Excitante.
Un texto que deja de serlo, para convertirse en un corto pero sabroso pecado.

Muy poético... muy tuyo.

Besos

Neogeminis Mónica Frau dijo...

...es que hay noches en que el "calor" es sofocante! jajajaaj

abrazos!

ralero dijo...

Jamás amordacemos a los grillos.

Abrazos.

Dafne dijo...

Precioso,sofocante...y a veces la unica manera de buscar y poder encontrar.

Trini Reina dijo...

Que sigan cantando los grillos.

Eso sí, con algo menos de calor.

Hermosamente sensual el poema.

Saludos