miércoles, 22 de febrero de 2012

Circo




Funámbula, mi tristeza,
ensaya en la cuerda que nos ata
esperando el aplauso de la razón.
Careta de la tragedia pintada en los espejos,
Candileja que brota en mi vigilia
alumbrando la sonrisa prestada del payaso.
Animal desencajado, este asco entre barrotes,
Circo a las afueras de mi misma,
función diaria del desencanto
para malvivir de ilusiones.

4 comentarios:

Un par de neuronas... dijo...

Ay, amiga... como equilibrista, malabarista y trapecista sin red, me ganaría la vida mejor que tú... o ¿quieres que nos abramos un negocio funambulero mano a mano????

Blogocircus!!!

Beso.

Juan Carlos Celorio dijo...

Lo primero que hice al leer el texto fue ponerme a escribir en la misma clave, pero nunca llegaría a tu destreza.
Si que creo que la función continúa, porque debe continuar y espero que un día puedas cruzar el alambre que no ata, con la confianza de ser tu, la Sra. Desastre, cuya propia sonrisa deslumbrará sobre la de cualquier payaso.
Doble beso vital sin tirabuzones.

Lupe dijo...

Hola, Rosa.

¡Ojalá! las ilusiones no nos abandonen en medio de este circo de varias pistas que es la vida.

Siempre es un placer leerte.

Te dejo un abrazo.

Maat

San dijo...

Y los dias siguen amaneciendo, presentandose soleados o lluviosos, y las caras repintadas, y la vida circulando y todo rodando, rodando, y ¿nosotros?
Ayyyyy mi Rosa.
Besos funambuleros.