sábado, 1 de junio de 2013

Payaso




"La infrecuencia con que ocurre lo esperado..."        William Carlos William




Repasa la pintura  mecánicamente mientras  se desdibuja la expresión con lápices de colores hasta llegar a la perfección de la alegría con cuatro trazos para llamarse payaso.
El espejo, cómplice y juez le abraza los remiendos,  le alisa la corbata y  ata sus pasos a los zapatones… Todo está listo.
Da un portazo y la imagen se tambalea ante el azogue, se divide en dos: la una es el silencio que  huye por la ventana, la otra, la fábula  que abre la puerta.
A golpe de platillo  bajo la carpa,  -tímpano avisador de su entrada a la  risa, de su ensayo al fracaso-  baja su escalón tropezador, preámbulo de la carcajada.
La luz aterradora resalta el drama de su nariz,  la razón de la alegría y el aplauso.
Bajo el sombrero se  atirantan los hilos que mueven  su desgana.
Y sale al ruedo amarillo y se guarda el murmullo de  los niños tristes, aquellos que son arrastrados al circo para que se lo pasen bien. 
Las estrellas de purpurina  alumbran poco  su noche,  el cañón de luz  le afianza  el  círculo del hambre. 
La vida le ha obligado a ser un payaso. 
Suena la música cada vez más lejos, los aplausos entierran  los acordes y la  burbuja de sueños  explota.
Mentira, todo mentira.
En la cama prestada, el payaso llora bajo la pintura difuminando así el color con que dibujó horas antes la perfección de la alegría.
Se encienden las luciérnagas,  con la infrecuencia que ocurre lo esperado.



6 comentarios:

San dijo...

Por mas trazos que dibujen risas, en el fondo la vida sigue su camino. Este payaso hizo reir por un ratito a otros ¿quien le hace reir a él? Tan bellamente escrito Rosa.
Un abrazo.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Nunca me han caído simpáticos los payasos, más bien me resultan máscaras que ocultan algo terrible en su haber. Que me disculpen los que sí tienen vocación histriónica!
=)

Cecy dijo...

Es su trabajo, el hacer reír a otros, ahora, siempre me pregunto ¿y la angustia que puede portar, donde la deja a la hora de la risa que no le brota?
Tras su pintura y en la mirada.
Un buen retrato en palabras.

Un abrazo :)

Tracy dijo...

Es tremendo ese mundo interior que tiene que superar, a veces, un payaso.

Juan Carlos Celorio dijo...

Me gusta la frase que tomas y lo que te ha evocado.
Diría que eso de "el drama de su nariz" es una frase redonda, un punto culminante del relato.
Besos, amiga.

casss dijo...

" con la infrecuencia que ocurre lo esperado."
Simplemente, me impactó!

besos