Hay un cordel atado a la tarde
donde los amantes tienden su última caricia.
Allí donde el desapego va dejando cadáveres,
y la náusea del tiempo sobrevuela sin prisa.
Hay un ábaco para sumar deshoras,
un mañana escrito con tiza, un tal vez, un nunca…
Hay un labrador de manos torpes
que esparce semillas en las grietas de la costumbre.
El hambre de los cuervos nos iguala
y al anochecer nos repartimos las sobras y la culpa.
Hay un erial entre dos manos que delimita el miedo,
una hilera de palabras que el amor desordena,
una sequía pertinaz en las cuencas de los ojos.
Hay un cordel atado a la tarde,
por donde el sol, funámbulo sin aplauso,
atraviesa hiriendo la ceguera de los cardos.
5 comentarios:
Cuanto tiempo sin que dijeras nada, me alegra tu regreso y con la fuerza poética con la que regresas. Un abrazo
Has vuelto, lo cual significa que el labrador de manos torpes ha conseguido que germine la alegría de tu vuelta.
Versos definitivos y plenos de bellas imágenes poéticas, con ese regusto otoñal de tarde triste, que tanto hermosea las estrofas.
Besos y deseos de continuidad. La buena poesía siempre es necesaria.
No hay rosa sin espinas ni comienzo sin final. Bellisimos versos, los he disfrutado pese a la tristeza profunda de lo que se intuye como despedida. Un fuerte abrazo
Hay sucesos, lugares, metáforas, que nos demuestran que la vida es cambio, que la verdadera certeza es la incertidumbre que nos acecha de manera permanente.
Un abrazo
Gracias amigos, intentaré no desaparecer por mucho tiempo, vuestros comentarios me animan. Abrazosssssssssss
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