Llegas serpenteando por mis huesos,
Me dueles mucho.
Vete por la ciénaga de mi lengua
deshaz tu abrazo, libértame de ti.
Amor-dazada, aún, gritará mi sangre,
Desdóblame la piel y tiéndeme en la noche
Árdeme y aventa mis cenizas
huye
amor aniquilador.
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