Acércate un segundo, Enciérrate en la carcasa hueca de mis besos, Ven a mi torre de agua, a mi plenilunio, a la brújula sin norte de mi vientre. Sé mío, ahora… Mírame sólo la eternidad precisa para grabarme en tu deseo, y después… vete.
Llega un momento en que es casi imposible acercarse, aunque fuese para quedarse. Se ha desbrozado tantas veces la maraña con uñas y dientes que las heridas sangran a borbotones. Entonces el miedo a que una nueva herida sea el fin es un espeso muro. Y se espera, se espera sabiendo que nadie vendrá hasta que llega un momento en que la espera es tan insoportable que de nuevo iniciamos el camino. Y volvemos a quedar enredados en la maraña.
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Llega un momento en que es casi imposible acercarse, aunque fuese para quedarse. Se ha desbrozado tantas veces la maraña con uñas y dientes que las heridas sangran a borbotones. Entonces el miedo a que una nueva herida sea el fin es un espeso muro. Y se espera, se espera sabiendo que nadie vendrá hasta que llega un momento en que la espera es tan insoportable que de nuevo iniciamos el camino. Y volvemos a quedar enredados en la maraña.
No, nunca vendrá.
Abrazos.
Solo un segundo es suficiente para cubrir de deseo la pasión de dos cuerpos
un beso
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