lunes, 20 de octubre de 2008

amante



Acércate un segundo,
Enciérrate en la carcasa hueca de mis besos,
Ven a mi torre de agua, a mi plenilunio,
a la brújula sin norte de mi vientre.
Sé mío, ahora…
Mírame sólo la eternidad precisa
para grabarme en tu deseo,
y después… vete.

2 comentarios:

ralero dijo...

Llega un momento en que es casi imposible acercarse, aunque fuese para quedarse. Se ha desbrozado tantas veces la maraña con uñas y dientes que las heridas sangran a borbotones. Entonces el miedo a que una nueva herida sea el fin es un espeso muro. Y se espera, se espera sabiendo que nadie vendrá hasta que llega un momento en que la espera es tan insoportable que de nuevo iniciamos el camino. Y volvemos a quedar enredados en la maraña.

No, nunca vendrá.

Abrazos.

AriaDna dijo...

Solo un segundo es suficiente para cubrir de deseo la pasión de dos cuerpos

un beso