jueves, 31 de diciembre de 2009

Será...



Desnuda pena he visto en sus ojos,
Será que deshilachada la vejez,
no encuentra remiendos.
Y mi voz, gozne en la puerta del viento,
se queda, como la lluvia,
tallando el futuro en los cristales de la palabra.
Tanto silencio de campana quebrada,
trueno,
grito de un diciembre agonizante,
recorriendo mi sangre,
desandando mi tiempo.
Será la tristeza masticada con rabia,
La que aniquila mi hambre.
Duele. Me duele,
sesenta veces por minuto, si respiro.
Nadie, ninguno, nada,
Será eso…
que ni los pájaros han venido hoy.
Será que llueve desde todas las grietas del universo,
que hace frío,
que la soledad borra del calendario
las fechas y los sueños.
Será eso…
lo gris, lo hueco, lo vacío que percibo.
Todos me des-esperan con preguntas abiertas.
Y yo, desheredada de respuestas,
extraño la certeza de luz de los niños.
Me apago en lágrimas,
apenas se cierra, tras de mí, la puerta.

8 comentarios:

Lupe dijo...

Hola Rosa.

Es preciosamente triste este poema y me ha cautivado. No me canso de leerlo. Con tu permiso, me lo copio, para tenerlo más a mano.

Un fuerte abrazo y te deseo lo mejor para el 2010.

Maat

P.D. ¿Recibiste mi mail?

Trini Reina dijo...

No imaginas como me llega este poema, precisamente hoy. Precisamente este dicciembre.

Es magnifico.

Abrazos y felicitaciones

ralero dijo...

Conmovedor. Y magnífico. No puedo decir más; me dejó sin palabras.

Abrazos y feliz entrada de año.

Unknown dijo...

Palabras conmovedoras, Rosa.
Te deseo un Feliz Año y que en el 2010 nos sigamos "viendo".
Besos,
Esme

dafne dijo...

vaya,amiga,parece que volvemos a compartir estado de animo.Precioso poema.
Besos y buena suerte para este 2010

casss dijo...

Te deseo buenas cosas para el 2010 y que pueda seguir disfrutando de tus letras...
un fuerte abrazo!!!

casss dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Neogeminis Mónica Frau dijo...

Amiga, has captado con justeza la angustia que quien tenga algo de sensibilidad puede comprobar ante cualquier pobre anciano que se ve solo y abandonado en algún geriátrico, sin que nadie lo visite, sin que nadie lo recuerde.
Tristemente, es una historia cierta y real que se repite más de lo que imaginamos.

Un abrazo.