domingo, 24 de enero de 2010

Aprendiz


Sólo nos separaba el reguero cárdeno de la copa derramada por el brindis.
Agotadas las lágrimas, mi padre, que tantas lecciones de vida me dio,
saboreó la dicha de ejercer como aprendiz de abuelo,
pasadas las nueve lunas.

6 comentarios:

ralero dijo...

Siempre, hasta el mismo fin, nos quedan cosas que aprender. Afortunadamente.

Besos.

Lupe dijo...

Hola Rosa.

¡Qué forma tan bella de describir ese sentido momento!

Un abrazo de domingo.

Maat

casss dijo...

La vida, un contínuo aprendizaje por suerte, para mantener la curiosidad y el interés por lo nuevo hasta el fin.
Recuerdo la anécdota contada por China Zorrilla, cuando estando su madre a punto de morir le dijo:
"Qué maravilla China, el miedo deja paso a la curiosidad..."
En fin, una forma positiva y alentadora de ver la vida.
Tu forma poética de trasmitir este mensaje, y esa nueva experiencia de ABUELO: una maravilla.
Un fuerte abrazo.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Con pocas palabras...se puede decir tanto!...qué hermosura!


un besito!

jose francsico dijo...

Gracias, me has retrotaido al que considero uno de mis mejores dìas y fuè el nacimiento de mi nieta Candela.Nùnca pensè en sentir nada parecido, como bien dices es el comienzo de un largo apredizaje que espero que nùnca acabe.
Yo, brindè conmigo mismo por la vida que acababa de incorporarse a la mia.
Sigo brindando.

Un saludo.

J.F.

Ardilla Roja dijo...

Qué coqueta y seductora eres escribiendo, Rosa. Creo que hasta leer tus notas de la compra ha de resultar un placer.

Un abrazo.