domingo, 23 de enero de 2011
La cinta métrica
En mi bolso, desde hace unos días hay un objeto que se hace indispensable.
Desentona con el resto de cachivaches, usuarios perpétuos como el perfume, el carmín, el espejo, la agenda, el tarjetero, las llaves, el móvil, las gafas o el tabaco. Pero salir de casa sin ella es como salir sin bragas.
Cual sierpe hibernando en la caja de herramientas, pasó a ser la princesa despierta por culpa de un decreto.
No, no es para medir el tiempo, ni la cola del autobús, ni la distancia entre dos amantes.
Jueza de pleitos callejeros, se desenrosca descarada para darse a la ley.
Mi cinta métrica es sólo para saber a qué distancia estoy de no delinquir cuando me encuentre en un espacio abierto sin temor a que me agredan los valedores de las buenas costumbres.
Vivo, afortunadamente, creo yo, en un espacio bien dotado de las mejores infraestructuras, todo a dos pasos: hospital, maternidad, colegios, parques, guarderías, estaciones, tanatorio... y todo gracias a mi pequeña aportación de impuestos como ciudadana de bien.
Pues bien, bien, bien ¡que me tienen fichada por suicidarme poco a poco con la nicotina!
Al parecer no vale morirse de placeres efímeros, eso no es rentable para el gobierno.
Estoy pensando en apuntarme a borrachos anónimos que no está penado y aunque drogata, al fin y al cabo, bamboleante por la acera, podre recostarme en la puerta misma de un hospital sin que mi asqueroso vicio contamine, podre transitar los parques sonriendo bobalicona a los peques de los columpios aunque apeste a ginebra.
Sopesar que sale mas caro, si un trinki de aguardiente o una multa por encender un pitillo en la parada del 14. No sé, no sé.
Relío redondita mi cinta métrica, ¡que lío! a cien metros de no se dónde, a cincuenta de no se de quienes, a otros cien de ninguna parte uffffff, que gasto inútil de kilometraje.
Al guardarla, tropiezo con la barra de labios, me pinto de morado la sonrisa, observo mas acentuadas las rayitas que bordean mis labios, el código de barras, que dicen los entendidos. Al final va a resultar verdad eso de que el tabaco envejece.
¡Vieja! No me había dado cuenta, creo que ya soy lo suficientemente vieja como para entrar en un asilo y alli si, alli se puede fumarrrrrrrrr.
Es por mi bien, ya lo se, me dicen los de la liga “anti cosas”.
¡Que bien huelen las flores, que armonía de sonidos sin las tos molesta de los apestados en los cafés, que delicia el tintineo de las cucharillas en las tazas, que blandito y rosado un pulmón sin alquitrán!
Llego a mi casa, cuento los ceniceros y las colillas. Cadena perpétua por lo menos.
Enciendo un cigarrillo. Placentera idiotez mis circulitos de humo.
Sonrio a salvo.
Miro por la ventana... El mundo sin fumadores es igual de jodido.
Me está matando el reúma.
Corramos un estúpido velo.
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10 comentarios:
Bueno, pues no discutiremos... cada cuál con la suya, pero pagar yo los gastos de alguien que quiere morir de placer, pues.... que pague con gusto lo que con gusto le mató!
Vale, no me eches del club... pero es que si no digo lo que pienso pues como que no tiene gracia venir de visita!!!
Dejo café y galletas, turrón de chocolate y bizcocho de mandarina para endulzar, si?
Besito.
jajajaa nada, nada, yo no te echo del club y tu, no me riñas si me ves fumando (solo fumo unos cuatro cigarrillos al dia)
Gracias por los dulces....tu lo que quieres es que me ponga gorrrrrda.
Un besazo
Cada cual elige que es lo que quiere hacer, fumar es un placer para muchos y cuando se lo quitan...ufff salgamos corriendo porque adquieren un mal humor que es imposible estar a su lado...asi que tengamos la fiesta en paz...tu fuma y yo me comere los bombones que son mis perdicion...ja ja
Primavera
rosa de los desastres, ¡qué desastre para mí esto de no volver por los bares de mi pueblo!11
¡¡¡si no me dejan tomarme un café con un cigarrillo, no vuelvo, al menos por ahora!
y esta es la única protesta que en realidad he llevado a cabo en toa mi vida contra un decreto del gobierno y en contra del ser ovejas de los ciudadanos, yo la primera oveja...amen.
besos.,
Soy fumador, aunque no ejerzo. No soy anti-tabaco y me sigue encantando que me llegue el humo del tabaco cuando alguien fuma cerca de mí, pero entiendo que no debe de ser tan difícil (para mí no lo ha sido nunca), privarse de fumar cuando podemos perjudicar a los que tenemos cerca) Así ha sido siempre en lugares como hospitales o autobuses por poner ejemplos, y nadie se ha echado las manos a la cabeza por eso.
Un abrazo.
sólo te digo como dice el tango:
"fumando espero, al hombre que yo quiero" y cómo de otra forma se puede esperar tanto disfrute imaginado y soñado?
así que si quieres fumar... para que lo que sea, venga!
un fuerte abrazo Rosa (la que le sigue dando color a la luna!)
Mira por donde y por fuer de este desdichado decreto, servidor, para disfrutar de su habito tabaqueril, a la par que degusta una cañita con los amigotes/as en el bar de costumbre, o paga la denuncia que tengan a bien el ponerles los guardianes de mi salud, o paso a la clandestinidad escondiendome en los portales como un rufian cualquiera.
Eso si, con esto y con todo, deseo trasladar a la sra. ministra de la cosa mi agradecimiento, pues si bien nos prohibe el practicar nuestra dibilidad, en parques, marquesinas de paradas, de autobus, cercanias de colegios, paredes de hospitales y demas centros cerrados, ha tenido a bien, o no ha caido vaya ud. a saber el no negarnos tambien el poder exhalar el humo de ese cigarrillo que tambien sabe despúes de la dulce muerte en compañia de tu pareja, por que uno ya no esta para estas cosas en solitario.
Como se dice por mi tierra, hala maja, que lo pases bien.
me gusta lo subliminal de la cosa
Pues si, pues si...el reúma mata y a mi estos dias el frio tambiénnnnnnn.
Genial sentido ácido del humor!
Besos
Increíble.
Ni siquiera sé cómo logras que toda esa diatriba incesante y moralista sobre cualquier tópico polémico concerniente, se me desparrame de los dedos para sumergirme por completo en el placer que es leerte.
Me encanta tu escritura aguda y las construcciones que haces por aquí y por allá.
Ya me he vuelto fan ferviente de los 'Relatos de jueves'.
Un beso.
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