martes, 30 de septiembre de 2008
Un motivo siquiera...
Recién se levanta y le estalla la cabeza.
Se sujeta las sienes como si quisiera exprimir la noche.
Salir en desbandada del sueño,
mirar de frente el amanecer,
despertarse,
des-dormirse.
Tiene ojeras perpetuas como pintadas en la piel por un principiante.
No obedecen mucho los huesos,
crujen como las ramas secas,
Adrede, se suma los años que no le pertenecen para justificar su desgana.
Un café amargo casi frío,
una mañana invadida de cuervos,
un motivo siquiera...
No hay razón para no tirarse por la ventana.
La rutina no le es propicia.
¿Por que todos los domingos de su vida son tan huecos?
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2 comentarios:
Siempre hay motivos para no tirarse por la ventana, aunque, a veces, muchas veces, nos invada el deseo de no existieran.
Un beso.
Hola, Rosa. Me he mudado de mi isla a un lugar más acorde con mi condición actual.
http://hiogeo.blogspot.com
Un beso
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